domingo, 2 de junio de 2013

EL EVANGELIO DE HOY : 02-06-2013

Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
El centurión de Cafarnaúm
Lucas 7, 1-10. Tiempo Ordinario. Si rezamos con fe y humildad, seguro que nos concederá lo que pidamos.
 
El centurión de Cafarnaúm
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10


En aquel tiempo, cuando hubo acabado de dirigir todas estas palabras al pueblo, entró en Cafarnaúm. Se encontraba mal y a punto de morir un siervo de un centurión, muy querido de éste. Habiendo oído hablar de Jesús, envió donde él unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera y salvara a su siervo. Estos, llegando donde Jesús, le suplicaban insistentemente diciendo: Merece que se lo concedas, porque ama a nuestro pueblo, y él mismo nos ha edificado la sinagoga. Iba Jesús con ellos y, estando ya no lejos de la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo, por eso ni siquiera me consideré digno de salir a tu encuentro. Mándalo de palabra, y quede sano mi criado. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: Vete, y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace. Al oír esto Jesús, quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande.Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano.

Oración Introductoria

Dios mío, te pido me concedas la gracia de iniciar esta oración con la fe del oficial romano. Deseo profundamente mejorar mi estilo de vida porque he tomado la decisión y tengo la confianza de que, con tu ayuda, puede llegar a ser un auténtico testigo de tu amor.

Petición

Señor, no soy digno, pero humildemente te pido que aumentes mi fe para poder unirme a Ti.

Meditación del Papa

El amor a la Eucaristía lleva también a apreciar cada vez más el sacramento de la Reconciliación. Debido a la relación entre estos sacramentos, una auténtica catequesis sobre el sentido de la Eucaristía no puede separarse de la propuesta de un camino penitencial. Efectivamente, como se constata en la actualidad, los fieles se encuentran inmersos en una cultura que tiende a borrar el sentido del pecado, favoreciendo una actitud superficial que lleva a olvidar la necesidad de estar en gracia de Dios para acercarse dignamente a la Comunión sacramental. En realidad, perder la conciencia de pecado comporta siempre también una cierta superficialidad en la forma de comprender el amor mismo de Dios. Ayuda mucho a los fieles recordar aquellos elementos que, dentro del rito de la santa Misa, expresan la conciencia del propio pecado y al mismo tiempo la misericordia de Dios. Además, la relación entre la Eucaristía y la Reconciliación nos recuerda que el pecado nunca es algo exclusivamente individual; siempre comporta también una herida para la comunión eclesial, en la que estamos insertados por el Bautismo. Benedicto XVI, Exhortación apostólica post sinodal Sacramentum caritatis, n. 20

Reflexión

Así como un foco necesita de la electricidad para encender y un motor de combustión necesita de la gasolina para funcionar, así la gracia de Dios necesita ser alimentada por nuestra fe para poder obrar milagros y maravillas. Esta es la lección de este Evangelio. Jesús, por compasión y buena voluntad, se levanta y va a curar al siervo del centurión, pero cuando llega a casa de éste, salen los amigos con su recado: "No soy digno..." y "...con una palabra tuya..."

Fe y humildad. La combinación perfecta para que Dios otorgue sus más hermosas gracias a la gente que se las pide. Fe, porque el centurión creyó con todo su corazón que Jesús podía curar a su siervo. No dudó del poder de Jesús en su corazón. Porque de otra manera no hubiera podido arrancar de su Divina misericordia esta gracia.

Humildad, porque siendo centurión y romano, que tenían en ese tiempo al pueblo judío dominado, no le ordenó a Jesús como si fuera un igual o una persona de menor rango. Todo lo contrario. Se humilló delante de Él y despojándose de su condición de dominador de las gentes, reconoció su condición de hombre necesitado de Él.

Propósito

Al acercarme a recibir la Eucaristía, rezar con atención el «Yo no soy digno…». Imitemos la actitud del centurión cada vez que acudamos a Dios. Si rezamos con fe y humildad, seguro que nos concederá lo que pidamos.

Diálogo con Cristo

Jesús, enséñame a orar. A saber pedir lo que realmente conviene a mi salvación y a la de mis hermanos. Que sea dócil a tus tiempos y disposiciones y que no me agite queriéndote imponer lo que YO considero el mejor bien. Que sepa suplicar con aquella confianza de tu madre santísima en las bodas de Caná, no dudar nunca de tu cercanía, de tu interés, de tu gran amor por mí, aunque yo no sea digno ni pueda corresponder, sin tu ayuda, a este gran amor.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 02 de JUNIO DEL 2013


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
02 de JUNIO DEL 2013

El encanto de las rosas -cantó el poeta- es que, siendo tan hermosas, no conocen que lo son.
Indudablemente, tenemos cualidades en diversos órdenes; negarlas sería ingratitud para con el Creador, de quien las hemos recibido.
Pero si somos arrogantes, si ostentamos orgullosamente nuestras cualidades, si nos atribuimos a nosotros mismos la propiedad y no el uso de esas cualidades, además de ser injustos, por atribuimos lo que no es nuestro, demostraremos poca inteligencia, pues no habríamos llegado a comprender que eso que tenemos no es nuestro.
Las rosas no conocen que son hermosas; porque no lo conocen, por ello no tienen mérito; nosotros debemos conocer y reconocer lo que Dios ha depositado en nosotros. Pero todo eso, no para vanagloriamos, sino para asumir la responsabilidad de hacer fructificar esas cualidades para el bien nuestro, de los nuestros y de toda la comunidad. Eso es talento.

"Si no me obedecéis, quebrantaré vuestra orgullosa fuerza y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce" (Lev, 26, 19). Nada nos aleja tanto de Dios como el orgullo el creernos mejores de lo que somos, el no reconocer los defectos y miserias que tenemos. Elorgullo es el barro que tapa nuestros ojos y nos impide ver las cosas de Dios.


Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

EL AMOR FRENTE AL ODIO


        El amor frente al odio...

        El amor alienta, el odio abate;
        el amor sonríe, el odio gruñe;
        el amor atrae, el odio rechaza;
        el amor confía, el odio sospecha;
        el amor enternece, el odio enardece;
        el amor canta, el odio espanta;
        el amor tranquiliza, el odio altera;
        el amor guarda silencio, el odio vocifera;
        el amor edifica, el odio destruye;
        el amor siembra, el odio arranca;
        el amor espera, el odio desespera;
        el amor consuela, el odio exaspera;
        el amor suaviza, el odio irrita;
        el amor aclara, el odio confunde;
        el amor perdona, el odio intriga;
        el amor vivifica, el odio mata;
        el amor es dulce; el odio es amargo;
        el amor es pacífico; el odio es explosivo;
        el amor es veraz, el odio es mentiroso;
        el amor es luminoso, el odio es tenebroso;
        el amor es humilde, el odio es altanero;
        el amor es sumiso, el odio es jactancioso;
        el amor es manso, el odio es belicoso;
        el amor es espiritual, el odio es carnal.


El amor es sublime.... el odio es triste.

MAS CERCA DEL CIELO


Más cerca del cielo

Un día el P. Damián metió el pie en una vasija que tenía agua supremamente caliente, y él no sintió nada. Entonces se dio cuenta de que estaba leproso. Enseguida se arrodilló ante un crucifijo y exclamó: 

“Señor, por amor a Ti y por la salvación de estos hijos tuyos, acepto esta terrible realidad. La enfermedad me irá carcomiendo el cuerpo, pero me alegra el pensar que cada día en que me encuentre más enfermo en la tierra, estaré más cerca de ti para el cielo”.

¿Realmente crees que te pueda salvar?

Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
¿Realmente crees que te pueda salvar?
Suelta tus seguridades. No tengas miedo de Dios...¡confía en Él!
 
¿Realmente crees que te pueda salvar?

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo hasta llegar a la cima. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.

Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y los estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía o una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pesaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida.

Él pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... Sí, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de Ia cintura. En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar:

“AYUDAME DIOS MIO.”

De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:

“¿QUE QUIERES QUE HAGA?”

“Sálvame Dios mío”

"¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?"

“Por supuesto Señor”

"ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE...”

Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró mas a la cuerda y reflexionó ...

Cuenta el equipo de rescate que el otro día encontraron al alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda ... A DOS METROS DEL SUELO ...

... ¿Y tú? ... ¿Qué tan confiado o aferrado estás de tu cuerda?

... ¿Por qué no la sueltas?

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