lunes, 11 de noviembre de 2013

EL TREN DE LA VIDA



EL TREN DE LA VIDA

Habrás viajado en tren muchas veces, ¿verdad? Fíjate en una cosa. Unos bajan en las primeras estaciones; otros bajan del tren un poco más tarde. Cuando el tren llega a la última estación todos se bajan, y el tren se queda vacío. La vida es como un viaje, que empezamos al nacer y que acabamos al morir.
Unos mueren en los primeros años; otros en la juventud; otros en la vejez.

Pero al fin todos mueren y morirás también tú, aunque seas joven y tengas salud. Un día se acabará también para ti el tiempo de esta vida. Procura hacer buenas obras. ¿No te preparas ahora para tener después un oficio o carrera? Prepárate para ir al Cielo.

DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES


DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES


Cuando una noticia nos llega de Estados Unidos, en seguida pensamos en vuelos espaciales, en computadores electrónicos, en conflictos militares, avances tecnológicos, índices de la bolsa neoyorquina, estrenos de películas, etc. Pero hay mucho más. Hasta hay la devoción a la Virgen y el rezo de su rosario.

Desde Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, una señora cuenta así sus experiencias:

«Cuando era niña, nuestra familia vivía en una pequeña casa, donde la abuelita venía a visitarnos; solía estar dos o tres semanas, y nosotras nos disputábamos el privilegio de estar en su compañía. Por ser yo la mayor, conseguí dormir en una cama cerca de la suya.
Cada noche, después de apagar las luces y quedar todo en silencio, la oía cuchichear suavemente: estaba rezando. Parecía que no iba a acabar nunca y pronto me esforcé por entender lo que decía. Supe que rezaba el rosario, y de esta manera aprendí el Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones de su uso particular.

La abuelita era irlandesa, católica. Nuestra madre abandonó la religión al casarse con nuestro padre. Siempre hemos ido a escuelas no católicas; en casa no había religión, excepto la de nuestra abuelita, cuando nos visitaba.     

Me casé y no me acerqué más a la iglesia. Pero nueve años más tarde sentí la necesidad de una base espiritual. Acudí a la biblioteca, estudié varias religiones Y siempre por la noche recordaba los rezos de la abuelita. Leí libros sobre el Catolicismo, que daban respuestas a todas mis dudas. Encontré un sacerdote, me instruyó en lo necesario y recibí el Bautismo.

Yo rezaba por mi marido y por mis padres. Un año después de ser cristiana, mi esposo anunció que iba a prepararse para el Bautismo. Nuestra madre se reconcilió con la iglesia. Tuvimos un hijo y lo bautizamos según el rito católico. Mi cuñada y su esposo, al ver cuán felices éramos con nuestra nueva religión, se hicieron católicos, y mi marido y yo somos padrinos de sus tres hijos.
¡Todo debido al Rosario rezado en voz baja por una buena mujer!

JUVENTUD ARROGANTE

JUVENTUD ARROGANTE


Durante una conferencia sobre las grandes diferencias entre generaciones, un presumido estudiante se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado junto a él, el por qué le es imposible a la Vieja Generación comprender a su generación: 

"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor. 

"Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, Internet, teléfonos moviles, aviones a reacción y viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos naves con energía nuclear y automóviles eléctricos, de hidrógeno o que funcionan mediante energía solar. Hemos crecido con computadores con capacidad de procesamiento a la velocidad de la luz… y muchas cosas más".

Después de un breve silencio el Señor Mayor respondió diciendo: 

"Tienes razón, joven; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes... ¡por eso tuvimos que inventarlas!   

Ahora dime, arrogante joven, ¿qué estás haciendo TÚ en beneficio de la próxima generación?”  ¡El aplauso fue atronador!

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS ANTE LA ADVERSIDAD


ORACIÓN AL NIÑO JESÚS  ANTE LA ADVERSIDAD

Niño Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.

Tú eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí debe mejorar.

Tú eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante como debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas. Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

EL EVANGELIO DE HOY: 11.11.2013

Autor: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Fe como un grano de mostaza
Lucas 17, 1-6. Tiempo Ordinario. Podemos hacer muchas cosas si tenemos fe y confianza en Dios.
 
Fe como un grano de mostaza
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 1-6

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos. Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", le perdonarás. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. El Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: "Arráncate y plántate en el mar", y os habría obedecido.

Oración introductoria

Señor, antes de iniciar mi meditación te pido me perdones por todas las veces en que he sido ocasión de pecado y dame la bondad y el amor necesario para que yo también perdone de corazón todas aquellas ofensas que me han herido o molestado.

Petición

Jesús, no permitas que el resentimiento, el enojo o la ira dominen mi interior y dame un corazón misericordioso, como el tuyo.

Meditación del Papa Francisco

Jesús, después de habernos enseñado el Padrenuestro, subraya que si no perdonamos a los demás, tampoco el Padre perdonará nuestros pecados. Es muy difícil perdonar a los demás, verdaderamente es muy difícil, porque siempre tenemos aquel pesar dentro. Pensamos: "Me lo hiciste, espera un poco..., para devolverle el favor que me has hecho". Oh no, no se puede orar con enemigos en el corazón, con hermanos y enemigos en el corazón. Esto es difícil, sí, es difícil, no es fácil. “Padre, no puedo decir Padre, no me viene”. Es cierto, yo lo entiendo. “No puedo decir nuestro, porque este me hizo esto, eso y...” ¡No se puede! “Estos deben de ir al infierno, ¿no? ¡No son de los míos!”. Es cierto, no es fácil. Pero Jesús nos ha prometido el Espíritu Santo: Él es quien nos enseña, desde dentro, desde el corazón, como decir “Padre” y cómo decir “nuestro”. Pidamos hoy al Espíritu Santo que nos enseñe a decir “Padre” y a poder decir “nuestro”, haciendo la paz con todos nuestros enemigos. (cf S.S. Francisco, 20 de junio de 2013).

Reflexión

Estamos rodeados de testimonios edificantes, de personas ejemplares, coherentes, generosas... Pero tenemos la costumbre de fijarnos y hablar sólo de los “escándalos” que por ahí nos encontramos. Aquel joven, la vecina, un político... todos pasan por nuestro tribunal.

Es una realidad innegable que, como hombres que somos, tenemos debilidades y flaquezas (Si alguien no las tiene, puede inscribirse en el registro de los ángeles sobre la tierra), que, por lo demás, son evidentes a los ojos de los demás, sobre todo en algunas ocasiones. Algunas veces hasta pueden provocar escándalos.

Sin embargo, la inspiración divina bien colocó este pasaje seguido inmediatamente de otro que versa sobre el perdón. Nuestra tarea no es entonces juzgar ni mucho menos buscar como detectives los “talones de Aquiles” de nuestro prójimo. Será mejor si, por nuestra parte, nos esforzamos para dar el mejor testimonio, y si fijamos nuestra atención en las virtudes de los demás.

Propósito

Cuando alguien nos escandalice con su conducta, no juzguemos y sepamos perdonarle de corazón, sabiendo que quien confía en el poder de Dios, puede trasplantar un árbol al mar.

Diálogo con Cristo

Señor, te pido perdón por las veces que me he olvidado de Ti. Perdón por todo lo que te haya podido lastimar. Perdón, porque he sido capaz de herirte en mis hermanos. Gracias por tu perdón, Señor, confío en tu misericordia infinita. 
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