miércoles, 18 de diciembre de 2013

ABECEDARIO PARA LA NAVIDAD



Abecedario para la Navidad


Agradecer a Dios el habernos regalado las personas con las que convivimos.

Buscar el bien común por encima de los intereses personales.

Dar lo mejor de uno mismo, poniéndose siempre al servicio de los otros.

Estimar a los otros sabiendo reconocer sus capacidades.

Facilitar las cosas dando soluciones y no creando más problemas.

Ganar la confianza de los otros compartiendo con ellos sus preocupaciones.

Heredar la capacidad de aquellos que saben ser sinceros con valentía y respeto.

Interceder por los otros a Dios, antes de hablarle de nuestras cosas.

Juzgar a los otros por lo que son, no por lo que tienen ni por lo que aparentan.

Limitar las ansias personales frente a las necesidades del grupo.

Llenarse con lo mejor que uno encuentra en el camino de la vida.

Mediar entre los compañeros que no se entienden.

Necesitar de los otros sin ningún prejuicio.

Olvidar el miedo al qué dirán dependiendo de la opinión de los demás.

Preocuparse por los más débiles o más necesitados.

Querer siempre el bien de las personas.

Respetar las opiniones de los demás, los derechos de las personas y de los animales.

Salir al encuentro del otro, no esperando que él dé el primer paso.

Tolerar los defectos y límites propios y ajenos con sentido del humor.

Unirnos todos para vivir en paz y armonía.

Valorarse con realismo sin creerse superior a los demás.

X es una incógnita que invita a la búsqueda constante de la verdad con mayúscula.

Yuxtaponer ilusiones y esperanzas, trabajos y esfuerzos por crear fraternidad.

Zambullirse sin miedo en el nuevo día que Dios regala cada mañana.

MANIFESTACIÓN DEL PERDÓN


Manifestación del perdon
Autor: David Brandt Berg


Cuando los aliados liberaron el campo de concentración de Ravensbrûck al término de la segunda guerra mundial, se encontró un pedazo de papel de envoltorio en el que un prisionero había garabateado las siguientes líneas:
«Oh Señor, no te acuerdes solamente de los hombres y mujeres de buena voluntad, sino también de los de mala voluntad. Pero no te acuerdes de todo el sufrimiento que nos han infligido; acuérdate de los frutos producidos en nosotros gracias a ese sufrimiento: nuestra confraternidad, nuestra lealtad, nuestra humildad, nuestro valor, nuestra generosidad, la magnanimidad que brotó de nuestro corazón a raíz de todo esto. Y cuando les llegue la hora del juicio, que todos los frutos que dimos sean su perdón».

El amor cubrirá multitud de pecados (1 Pedro 4:8) y te dará la gracia y las fuerzas para no hacer caso de una ofensa o un desaire y perdonar a otros tal como tú necesitas que te perdonen.Basta con que te olvides de ti mismo y pienses más en el prójimo. Esfuérzate por ayudar a tus semejantes, ora por ellos, demuéstrales cariño, y verás que así se resuelven casi todos los problemas. Si dejas de pensar en ti mismo y te preocupas más por tus semejantes, descubrirás que en ello reside la clave de la felicidad. He ahí la fórmula para vivir contento: Primero Jesús; segundo, los demás, y tercero tú.En primera medida, pon la mente en Jesús. De ahí, Él te ayudará a pensar en el prójimo y a amarlo como a ti mismo.

Las faltas ajenas son como las luces delanteras de un auto que viene en dirección contraria: sólo en apariencia son más encandiladoras que las tuyas.

Los pecadores perdonados conocen y manifiestan con obras el amor.

MAMÁ, LA MEJOR CATEQUISTA


Mamá la mejor catequista


En una aldea cercana a Turín (Italia), una joven llamada María tuvo la desgracia de perder totalmente la vista. Deseando recobrarla, visitó a San Juan Bosco, que estaba construyendo con limosnas de la gente, la magnífica iglesia de María Auxiliadora.

Después de haber rezado ante la Virgen, la muchacha habló con San Juan Bosco. El le preguntó:
-¿Hace mucho tiempo que estás enferma?
-Sí, mucho, y llevo ya un año sin ver.
-¿Has consultado a los médicos?
-Ya no saben qué recetarme.
-¿Distingues los objetos grandes de los pequeños?
-No. Ya le he dicho que no veo ni poco ni mucho.
-¿Ves la luz que entra por esa ventana?
-No, nada.
-¿Quieres recobrar la vista?
-¡Claro Señor! Soy pobre y la necesito para ganarme la vida.
-¿Te servirás de la vista en provecho de tu alma y no en ofender a Dios?
-Lo prometo sinceramente.
-Confía pues en la Virgen.
Y con un tono solemne, exclamó Don Bosco.
-A gloria de Dios y de la Virgen María, di, ¿qué tengo ahora en la mano?
-Una medalla de la Santísima Virgen.
-¿Y al otro lado?
-Una estampa de un santo con la vara florida: es San José.
¡María Stardero había recobrado la vista! Ya puedes imaginarte la alegría de la joven y de sus padres.

ORACIÓN POR NUESTROS ANCIANOS


Oración por nuestros ancianos

A ti Dios mío elevo mi oración, por todos los que se sienten agobiados por el peso de los años, tu amorosa presencia permitió que se prolongasen sus días en la tierra.

Dios mío, ellos miran para atrás y ven todo el camino recorrido, desde las travesuras de la infancia hasta la fragilidad del ahora.
Retira Señor toda la amargura de sus espíritus y que recuerden con preferencia los hechos agradables y felices.

Borra cualquier señal de resentimiento causado por la ingratitud y la maldad de los que algún día pasaron junto a ellos,

Alegra sus corazones cansados y abatidos, dale los medios de revivir las alegrías de una vida normal y sociable,

Dios mío ahuyenta los fantasmas de la soledad, del abandono y del desprecio.

Rodéalos de amparo y calor humano en su diario vivir para que puedan mantener un ánimo bien dispuesto, abierto y feliz.

Recompensa la disposición que demostraron, con la bendición de aquella paz que viene de ti y supera todas las limitaciones de la vejez.

Conserva enteros y serenos sus corazones hasta que
descansen en Tí.

Gracias Padre Misericordioso.... en TI CONFIAMOS...!!!

EL EVANGELIO DE HOY: 18-12-2013

Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
El anuncio del ángel a José
Mateo 1, 18-24. Adviento. Dios sabe en cada momento lo que mejor nos conviene y desea dárnoslo a conocer.
 
El anuncio del ángel a José
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Oración introductoria

Jesús, el misterio de la Encarnación es un maravilloso misterio de humildad y de amor. Todos los protagonistas me dan una lección de vida que quiero llegar a vivir. Permite que esta oración abra mi mente y mi corazón para tener esa docilidad de san José y la humildad de María.

Petición

Señor, dame el espíritu generoso y obediente de san José para vivir mi vocación cristiana con esa misma magnanimidad.

Meditación del Papa Francisco

"José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer". En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: "Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo".
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles. (S.S. Francisco, 19 de marzo de 2013)..

Reflexión

Con una brevedad telegráfica, San Mateo nos cuenta en diez versículos lo que ocurrió desde la concepción al nacimiento de Jesús. Llama la atención que lo que resalta de este período, a diferencia de San Lucas, es la difícil situación en que se encontró José.

Si nos ponemos en su lugar, ¡no era para menos! Mientras María sufría en silencio, el bueno de José se debatía en medio de tremendas dudas. ¡Y pensar que él pudo haber denunciado a María por adúltera! ¡Y pensar que ella no tenía manera de probar lo sucedido! Todo forma parte del misterio que se hace historia humana, historia de Amor.

Los actores de cualquier obra teatral o de cine estudian concienzudamente sus diversos papeles, los ensayan una y otra vez, los ejecutan en privado y en público, hasta que los dominan totalmente. La improvisación en este ámbito es preludio de fracaso. No es así cuando Dios decide servirse de los hombres y por amor los elige. María y José son capaces de seguir las inspiraciones y la voluntad de Dios, aunque nadie les ha pasado de antemano sus "papeles". Dios irrumpe en sus vidas y las "trastorna". No obliga, seduce. Suscita el amor del hombre y entonces lo lleva por donde no hubiera soñado jamás... Cuando alguien se deja guiar por Dios, debe improvisar, y a pesar de la oscuridad de la fe, al final siempre brilla la luz. La actitud correcta es entonces el abandono en su voluntad.

María y José escriben una historia de amor única e irrepetible porque ambos se fían de Dios. A nosotros nos invitan a confiar más en su gracia que en nuestras cualidades, más en sus planes que en los propios. No hay mejor intérprete que aquel que deja que Dios haga la parte que en su vida tiene asignada ¡que no es poca! Cuando nos empeñamos en caminar dejando de lado su voz y preferimos no saber lo que Él quiere, sin darnos cuenta nos quedamos sin el "apuntador", sin aquel que sabe en cada momento lo que mejor nos conviene y desea dárnoslo a conocer. Confiemos más y más en el Señor. Digamos con Pedro aquella bella oración: "Señor, a quién iremos, sólo tú tienes palabras de vida eterna".

Propósito

Crear y fomentar, en todo lugar y momento, un ambiente de acogida y alegría.

Diálogo con Cristo 

Jesucristo, ayúdame a edificar mi propia santificación en la entrega generosa, en la búsqueda de tu gloria y en una esforzada abnegación de mí mismo, especialmente en el seno de mi propia familia, siguiendo el ejemplo de san José, quien ante una crisis, su primera reacción fue la caridad. 
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