jueves, 23 de enero de 2014

EL AMOR Y LOS DETALLES


El amor y los detalles
Autor:  Padre Justo López Melús


El amor se manifiesta sobre todo en los pequeños detalles. Y es que cuando hay amor hay detalles, y cuando no hay detalles es que no hay amor. Un corazón sensible no admite extravagancias ni faltas de respeto. Un caballero, por ejemplo, no permite que se burlen de su madre, y no tiene reparos humanos en mostrarle cariño.

Cuenta el cardenal Suenens que en una ocasión acompañaba al rey Balduino por una carretera secundaria. Conducía el rey, él era el único pasajero. De repente dio un brusco frenazo. Al pasar cerca de un pueblo vio una imagen de la Virgen sobre un pedestal, pero alguien había tenido el mal gusto de profanarla poniéndole en la cabeza un casco militar. El rey se bajó del coche, quitó el casco y lo tiró a una zanja. Luego cogió el volante y arrancó sin comentarios, como la cosa más natural del mundo.

PRESENCIA SILENCIOSA DE MARÍA


Presencia silenciosa de María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo



Hay muchas maneras de hacerse presente, esa presencia puede hacerse notoria de formas muy variadas, con palabras, con gestos y también con silencios. ¡A veces una palabra sin decir comunica más que muchas palabras pronunciadas!.
¡La presencia del silencio! María en esta materia es especialista. Pocas cosas nos dicen los Evangelios de María y ¡Cuántas nos podrían haber dicho!.
María habló en silencio, en contemplación con su Hijo con quien estaba íntimamente unida y de manera peculiar durante el tiempo de embarazo.
María tuvo la oportunidad de extasiarse al contemplar a su Hijo pequeño en su regazo. 
Poco sabemos de los años de infancia de Jesús. ninguna madre se queda muda ante su pequeño, cuando lo contempla ¡Qué no le diría María!. Las madres en estas circunstancias hablan de forma hiperbólica, María diciendo lo mismo se ceñía a la realidad, por ejemplo, diciéndole mi rey, mi tesoro.
En la vida pública de Jesús su presencia se hacía silenciosa y si habla por necesidad en algún momento, como en Caná, de inmediato su presencia se hace silenciosa. 
La presencia de María entre los seguidores de Jesús no se hacía notoria por su parte, pero sí al reconocerla alguno de la muchedumbre, ya que quería darse el gustazo de comunicarlo a bombo y platillo para que no pasase desapercibida.
María siempre supo estar en su puesto desde la discreción, sencillez, silencio, sin que pasase por alto su presencia para animar y alentar a quien pasaba por dificultades como Jesús en la Pasión camino del Calvario y en el Gólgota.
La presencia de María en el silencio cargado de dolor denota la catadura espiritual que tenía y une su dolor al de su Hijo sin aspavientos.
La huella que ha dejado en los Evangelios ha sido silenciosa y casi anónima, pero rica en personalidad, pues, estaba presente allí donde se requería.
La sencillez humana de María se descubre en el silencio de la vida cotidiana.
Si nos acercamos a María para aprender y no sólo para admirarla, la contemplamos en su vida de Nazaret oculta y sencilla, allí aprenderemos la sublime lección del silencio que nos comenzó a dar con la humildad de su origen y después siguió con la sencillez de su existencia, sin connotaciones sociales, sino como la “humilde esclava” del Señor.
La presencia silenciosa de María sigue en la Iglesia donde sus devotos se sienten seguros y tranquilos, porque están bajo la protección. 

JESÚS TE NECESITO



Jesús te necesito


Un hombre había pintado un lindo cuadro. El día de la presentación
al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, reconocido artista.

Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un caluroso aplauso. Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía. Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.

Un observador muy curioso, encontró una falla en el cuadro. La
puerta no tenía cerradura. Y fue a preguntar al artista: "Su puerta no tiene cerradura, ¿Cómo se hace para abrirla?" "Así es," respondió el pintor.
"Porque esa es la puerta del corazón del hombre. Sólo se abre por
el lado de adentro"
¡Solamente repite esta frase y verás como se mueve Dios!
"Señor Jesucristo te amo y te necesito, ven a mi corazón por
favor".

EL PENSAMIENTO DEL DÍA


JESÚS ES TU CASA


Jesús en tu casa


Un día estaba un joven en su casa y alguien tocó la puerta. Al abrir como sorpresa encontró al diablo, quien lo agarró del pelo, lo pateó, lo golpeó y se luego se fue.
Y dijo el muchacho ¿que debo hacer?
De pronto cuando el diablo se había marchado vio pasar a Jesús y pensó...
¡Si Él estuviera en mi casa el diablo no podría entrar!

Entonces lo invitó a pasar y le mostró la casa y le dijo, puedes venir mañana cuando el diablo pase por aquí...?

Y Jesús le dijo que sí.
Al día siguiente el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa.

El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una golpiza.
Entonces el muchacho muy molesto le reclamó a Jesús que por qué no hizo nada por defenderlo, y Él le dijo: No hice nada porque no estoy en mi casa, sólo estoy de visita.

El muchacho pensó un poco y lo invitó a vivir en su casa, le mostró su cuarto y dijo: -Vas a seguir viviendo aquí, éste será tu cuarto. Y Jesús aceptó.
Como era ya costumbre, al día siguiente tocaron nuevamente la puerta y era otra vez el diablo, el joven muy confiado abrió la puerta, pues ya Jesús vivía en su casa, y el diablo nuevamente le dio la golpiza.

El joven molesto fue donde Jesús y dijo: Ya vives en mi casa, ¿qué más deseas para defenderme?
Y Jesús contestó: -Yo sólo vivo en tu casa y habito en mi cuarto. Mientras no estés en mi cuarto no te puedo defender.

Entonces el joven reflexionó un poco y dijo:
-Te regalo mi casa, de hoy en adelante ésta es tu casa. Yo estaré aquí como un invitado si me lo permites... Y así fue.

Al otro día tocan nuevamente la puerta, pero esta vez no fue el joven quien abrió la puerta, pues ya no era él dueño de la casa. Al abrir Jesús la puerta el diablo se disculpó pues pensó que se había equivocado de casa.

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