viernes, 29 de julio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 29 DE JULIO 2016 - MARTA, TE PREOCUPAS Y TE AGITAS POR MUCHAS COSAS



Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas
Tiempo Ordinario


Tiempo Ordinario. Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar. 


Por: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

Oración introductoria
Jesús, yo quiero la mejor parte. Creo y espero en Ti y, porque te amo, quiero tener un diálogo contigo en esta oración, ¡ven a mi corazón! Con tu gracia podré dejar de lado todas las distracciones, preocupaciones e ideas que me pueden separar de Ti.

Petición
Jesús, guía mi mente y mi corazón para saber escoger siempre la mejor parte, que es la oración.

Meditación del Papa Francisco
¿Qué quiere decir Jesús? ¿Cuál es esa cosa sola que necesitamos? Ante todo es importante comprender que no se trata de la contraposición entre dos actitudes: la escucha de la Palabra del Señor, la contemplación, y el servicio concreto al prójimo. No son dos actitudes contrapuestas, sino, al contrario, son dos aspectos, ambos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino vivir en profunda unidad y armonía. Pero entonces, ¿por qué Marta recibe la reprensión, si bien hecha con dulzura? Porque consideró esencial sólo lo que estaba haciendo, es decir, estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que “hacer”. En un cristiano, las obras de servicio y de caridad nunca están separadas de la fuente principal de cada acción nuestra: es decir, la escucha de la Palabra del Señor, el estar —como María— a los pies de Jesús, con la actitud del discípulo. Y por esto es que se reprende a Marta. (S.S. Francisco, 21 de julio 2013)
 
Reflexión
Hoy tengo que terminar el trabajo de trigonometría, que es para mañana, también tengo que ir de compras con mi madre; luego ver mi programa favorito, más tarde salir con mi novia, la música está a todo volumen...

Nos preocupamos por muchas cosas, nos quejamos de que hay poco tiempo para aquello que nos gusta, pero no nos damos cuenta de que solo una cosa es necesaria, escuchar al Señor en nuestro interior.

El evangelio de hoy nos presenta a una mujer atareada con los quehaceres de la casa, metida en muchos problemas, sin importarle quién está dentro de ella. Se pierde la dicha de vivir unos momentos increíbles al lado del Maestro de las gentes, pero no se da cuenta de la importancia que tiene el escuchar.

Cristo nos pone en guardia ante el mucho hacer y el poco meditar. Es necesario vivir más de cerca del evangelio. Con ello podemos ser hombres contemplativos y en el campo del apostolado hacer más y mejor, porque se cuenta con el apoyo de Cristo mismo.

Propósito
Ante la tentación de la actividad excesiva, no renunciar a mi tiempo de oración. No dejar la "mejor parte"

Diálogo con Cristo 
Jesús, cuántas veces he dejado a un lado mi oración para darle vuelo a mi imaginación: programando, planeando los grandes proyectos que podría llevar a cabo, pero olvidando que lo único que puede garantizar el éxito apostólico es que Tú seas la parte central de cualquier esfuerzo. Permite que nunca olvide que mi misión proviene de tu inspiración, que inicia y se sostiene sólo con tu gracia, que desde el principio y hasta el final todo debe ser por Ti y para Ti.

SALMO 33, BENDIGO AL SEÑOR EN TODO MOMENTO


Salmo 33

R/. Bendigo al Señor en todo momento



Bendigo al Señor en todo momento, 
su alabanza está siempre en mi boca; 
mi alma se gloría en el Señor: 
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor, 
ensalcemos juntos su nombre. 
Yo consulté al Señor, y me respondió, 
me libró de todas mis ansias. R/.

Contempladlo, y quedaréis radiantes, 
vuestro rostro no se avergonzará. 
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha 
y lo salva de sus angustias. R/.

El ángel del Señor acampa 
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor, 
dichoso el que se acoge a él. R/.

Todos sus santos, temed al Señor, 
porque nada les falta a los que le temen; 
los ricos empobrecen y pasan hambre, 
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

TESTIMONIO DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA


Testimonio de la Madre Teresa de Calcuta


Un hombre vino a nuestra ‘Casa del Moribundo’ cuando acabábamos de traer a un enfermo recogido en la calle. Lo habíamos recogido de una alcantarilla, y estaba cubierto de gusanos. Sin saberse observada, una hermana acudió a atender al enfermo. Aquel hombre se quedó mirando a la hermana: con qué delicadeza lo trataba, lo lavaba, le sonreía. En fin, todos los detalles. Aquel hombre, tras observar el espectáculo sin perderse un detalle, se dirigió a mí para decirme:

 “Vine aquí sin Dios, con el corazón lleno de odio.

 Vine aquí... (y añadió todos los adjetivos que logró encontrar para calificar su estado de ánimo anterior). Ahora me voy lleno de Dios. He visto el amor de Dios en acción. A través de las manos de esa hermana, a través de su expresión, de su ternura tan llena de amor hacia aquel pobre infeliz, he visto descender el amor de Dios a aquel hombre por medio de la hermana. Ahora creo”.

¡Qué lindo si nuestros actos comunes de la vida de todos los días fueran capaces de ayudar a algún ateo a recobrar la fe!

TERRORISTA DEPRESIVO


Terrorista depresivo


La paz interior tiene enemigos: son los pensamientos y sentimientos negativos que confunden y agitan de tal modo que turban el corazón y dañan la salud. Hombres sabios que sondearon su interior con la luz del Espíritu Santo los han especificado: insatisfacción, ansiedad, irritación, miedo, odio, tristeza, autocompasión, duda, abatimiento, impaciencia…

El médico después de haber revisado minuciosamente a un joven alto y robusto, de piel bronceada y poderosa voz, le dijo: —Usted, joven, sólo tiene una depresión nerviosa, pero debe cuidarse. ¿Qué profesión tiene? El vigoroso joven con estentórea voz exclamó: —¡Terrorista! Sin inmutarse en lo más mínimo, el médico le contestó: —¡Muy bien! Nada de bombas, por lo menos en tres meses.

Un pensador, que conocía bien la naturaleza humana escribió: “La espada del resentimiento antes de tocar a la persona a la cual se odia, atraviesa a quien guarda rencor”.  Esto es precisamente lo que le afectaba al joven terrorista. “Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien”, (Martin King). El amor es lo primero.


* Enviado por el P. Natalio

ME CONFESÉ... Y AHORA QUE HAGO?

Me confesé... ¿y ahora que hago?
Luego de la confesión viene lo más difícil, la lucha contra ti mismo, la constancia de permanecer en el amor de Jesús



Por: Abraham Soto | Fuente: Católicos con Acción 




 “Tus pecados son perdonados. Vete y no peques más”
Dijo el sacerdote a José, un joven que decidió luego de muchos meses de guardar su pecado por temor a qué le diría el sacerdote al confesar las faltas que había cometido.
José salió del confesionario y fue con mucha devoción a la Capilla del Santísimo a cumplir su penitencia. 5 Padre Nuestro y 5 Ave María. Estaba muy arrepentido y le pedía a Dios que le ayudara a no volver a caer en el mismo pecado que lo había alejado de su gracia.
Finalmente José se dijo: Bueno, por fin me confesé… ¿Y ahora qué hago para no volver a pecar?
Así como José hay muchas personas que no se confiesan porque no tienen tiempo, porque les da igual, porque le tienen miedo al sacerdote, porque ya se acostumbraron, porque nunca encuentran al padre en la parroquia, porque les conviene vivir así aunque sepan que es pecado, en fin tantas razones y excusas.


El primer paso es reconocer el pecado y su daño y el segundo es tener la valentía de confesarlo con un sacerdote que se convierte en el mismo Jesús que te espera para darte su amor y perdonarte.
Luego de la confesión viene lo más difícil, la lucha contra ti mismo, la constancia de permanecer en el amor de Jesús al no cometer nuevamente el pecado. El enemigo es fuerte y te presenta las tentaciones en la casa, en la universidad, en el trabajo, en el parque, en el cine, en la propia Iglesia.
Si tu pecado es criticar: muérdete la lengua y piensa antes de hablar. Pregúntate si lo que estás diciendo es cierto y te consta. Si es así trata de contribuir en la solución del problema de la otra persona, ora y actúa. Aconséjalo, enséñale, acércate y dale una mano.
Si tu pecado son las drogas: recuerda la vez que compraste una manzana y te salió podrida por dentro. Por fuera se veía con buen color pero por dentro estaba podrida y dañada. Así se vuelve tu cuerpo cuando fumas o consumes drogas o bebidas alcohólicas. Aléjate de los lobos que se dicen llamar tus “amigos”. Un amigo no te exprime, ni busca dañarte, tampoco te conduce al pantano oscuro y deprimente que te lleva poco a poco a la muerte. Piensa en tu familia, en tu pareja, en tus hijos. ¿Cuánto sufrirán al verte en un hospital o en camino a la muerte?
Si tu pecado es el sexo: toma un trozo de cinta adhesiva y ponla una y otra vez en la palma de tu mano, verás que luego de muchos “pega y quita” pierde el pegamento y finalmente no sirve para nada. Haz la prueba y verás. Así nos pasa cuando tenemos sexo con una y otra persona, a veces sin conocerla; nuestro valor se pierde y luego seremos desechados. Te propongo la castidad como un medio de valentía y compromiso con Dios y con tu futura esposa o esposo, que si bien no lo conoces ahora, pero pronto estará agradecido porque le fuiste fiel sin conocerla/o. Es muy difícil, pero no imposible lograr. Caerás, pero te levantarás y hoy sí para no volver a caer jamás.
No olvides que tienes muchas armas para ser constante y perseverar hasta el final. Asiste a Misa, reza el Santo Rosario, la Coronilla a la Divina Misericordia y muy fundamental; confiésate a menudo para que eso te asegure la cercanía y paz con Dios.
Si tienes temor y no te animas a confesarte, pídele un poco de valentía a la Virgen María, ella te dará el valor y acompañará en el confesionario. Recuerda que el sacerdote inicia la confesión diciendo: “Ave María Purísima…”.
Y no lo olvides:
“Tus pecados son perdonados. -Vete y no peques más-“.

JUSTOS ENTRE LAS NACIONES: HÉROES QUE DIERON HASTA LA VIDA POR SALVAR A JUDÍOS DE NAZIS


Justos entre las naciones: Héroes que dieron hasta la vida por salvar a judíos de nazis
Por Eduardo Berdejo




CRACOVIA, 29 Jul. 16 /  (ACI).- Este viernes el Papa Francisco tuvo un breve encuentro con representantes de personas reconocidas como “Justos entre las naciones”, los no judíos y extranjeros que no dudaron en arriesgar sus vidas para salvar a los judíos del exterminio nazi. Historias de heroísmo y sacrificio entre las que destacan el testimonio de una congregación religiosa y un matrimonio mártir en proceso de beatificación.

Francisco tuvo este encuentro en Birkenau (conocido como Auschwitz II), luego de haber rezado en silencio frente al “muro de la muerte” y la celda donde murió San Maximiliano Kolbe; en Auschwitz I.

En el sector de Birkenau los nazis instalaron 4 crematorios con cámaras de gas que podían recibir hasta 2.500 presos por turno.

Heroísmo de las religiosas franciscanas

Entre las personas a las que el Pontífice pudo saludar está la hermana Janina Kierstan, Madre General de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María, en representación de su congregación que salvó en Polonia a cerca de 500 niños judíos, muchos de ellos gracias a la acción de la Madre Matylda Getter.


La historia cuenta que en 1942, Malgosia Mirska y su hermana menor Irena llegaron al convento en Varsovia para encontrar refugio. “A medida que cruzaba la puerta, era consciente de mi dilema: era una cuestión de vida o muerte”, recordó. “La Madre Superiora, Matylda Getter, nos miró y dijo: ‘sí’. Ella nos recibió. Tuve la impresión de que los cielos se abrían ante mí”.  

Eran miles los niños judíos que enfrentaban el mismo dilema, y las religiosas espontáneamente trabajaron para salvarlos, siempre bajo la dirección de la Superiora General, Ludwiga Lisówna (1874-1944) en Lviv, y la Madre Matylda (1870-1968) —conocida como “Mamá”—, en Varsovia. Irena Sendlerowa cuenta que la Madre Getter le aseguró que cada niño rescatado del gueto sería aceptado.

También hubo jóvenes rescatadas por la religiosa. Una chica de nombre Mary contó que llegó al convento en 1943. “La policía estaba tras mis pasos y no podía regresar a mi apartamento, era una judía y no sabía a dónde ir (…). Las hermanas me encontraron un trabajo y he visto con mis ojos que muchos judíos llegaron al convento, especialmente un gran número de niños”.

Las religiosas trabajaron junto con sacerdotes, consulados, laicos y otras congregaciones religiosas en toda Polonia. Solo esta congregación salvó más de 500 niños y jóvenes y cerca de 250 ancianos.

En 1985 la Madre Getter fue reconocida como “Justa entre las naciones”.

Un matrimonio camino a los altares

Otra de las personas que encontró Francisco fueron el Rabino de Polonia, Michael Schudrich y el P. Stanislaw Ruszala. El sacerdote asistió en recuerdo de los esposos Józef y Wiktoria Ulma, así como sus siete pequeños hijos asesinados por los nazis por haber salvado a los judíos.

Józef y Wiktoria Ulma vivían en el pueblo de Markowa, junto a otros 4.500 habitantes. Durante la ocupación alemana, muy probablemente a finales de 1942, pese a la pobreza y el riesgo, los esposos refugiaron a ocho judíos: Saul Goldman y sus cuatro hijos; así como a dos hijas y una nieta de Chaim Goldman de Markowa.

Sin embargo, probablemente fueron denunciados por esconder judíos y el 24 de marzo de 1944, por la mañana, cinco gendarmes alemanes y otros policías comandados por el teniente Eilert Dieken llegaron a la casa del matrimonio.

Primero dispararon a los judíos y luego a Józef y Wiktoria (que estaba en el séptimo mes de embarazo). Después Dieken mató a los niños. En pocos minutos murieron diecisiete personas, incluyendo el bebé que Wiktoria comenzó a dar a luz en el momento de la ejecución.

En 1995, Wiktoria y Józef Ulma fueron reconocidos "Justo entre las Naciones". En 2003 se inició su proceso de beatificación y actualmente se encuentra en el Vaticano.

Así como estos dos casos, muchos otros se dieron durante los años de ocupación nazi, protagonizados por congregaciones, obispos, sacerdotes, laicos, usando diversos medios, incluyendo la expedición de “certificados de bautizo” para ocultar la condición judía de los perseguidos.

El Papa Francisco reza en la celda de San Maximiliano Kolbe



El Papa visita “celda del hambre” donde murió San Maximiliano Kolbe




CRACOVIA, 29 Jul. 16 /  (ACI).- Durante su visita al campo de concentración nazi de Auschwitz, en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia, el Papa Francisco conoció la “celda del hambre” donde fue encerrado San Maximiliano Kolbe hasta el día de su muerte, el 14 de agosto de 1941.

En el oscuro recinto, en cuyas paredes hay una placa recordatoria y un grabado de las víctimas con tres cirios al centro, el Santo Padre se sentó y oró solo y en silencio por cerca de seis minutos.

San Maximiliano Kolbe

San Maximiliano Kolbe, nacido en el poblado polaco de Zdunska Wola, fue un sacerdote franciscano conventual. Invadida Polonia por los alemanes durante la II Guerra Mundial, él fue uno de los pocos que no abandonó el monasterio, convirtiéndolo en refugio de 3.000 refugiados polacos, entre ellos 2.000 judíos.


El sacerdote se negó además a firmar la Deutsche Volksliste (“Lista de alemanes”), que le hubiera reconocido derechos de ciudadano alemán, debido a sus ancestros germanos.

Los nazis cerraron el monasterio el 17 de febrero de 1941 y la Gestapo, la policía secreta alemana, llevó arrestados a San Maximiliano y a cuatro más. El 28 de mayo de ese año, el P. Kolbe fue transferido a Auschwitz.

En el campo de concentración, San Maximiliano continuó realizando su ministerio sacerdotal, a pesar del acoso y el maltrato de sus carceleros.

A finales de julio de ese año, tres prisioneros escaparon del campo de concentración. Para fomentar el temor entre los demás reos, los nazis decidieron encerrar hasta la muerte en la “celda del hambre” –conocida también como el “búnker” – a diez personas.

San Maximiliano Kolbe se ofreció voluntariamente a tomar el lugar de uno de los condenados, Franciszek Gajowniczek, un sargento y padre de familia polaco.

En esa celda, el sacerdote siguió alentando en la fe a sus compañeros, con oraciones y cantos, por lo que un testigo que trabajaba como conserje, relató que “tenía la impresión de que estaba en una iglesia”.


Tras dos semanas, solo San Maximiliano seguía con vida. Necesitando la celda para otros reos, los nazis decidieron acabar con la vida del sacerdote inyectándole ácido carbólico en la vena.

La Iglesia reconoció el martirio de San Maximiliano Kolbe, y fue beatificado en 1971, por Pablo VI, y canonizado en 1982, por San Juan Pablo II.

EL CONSEJO DE CRISTO A MARTA



El consejo de Cristo a Marta
Cristo le enseña a construir el presente mirando a la eternidad, pues así aprenderá el verdadero valor de las cosas.


Por: P. Juan J. Ferrán, L.C. | Fuente: Catholic.net 




¿Cuál es el sentido de la vida humana?

Es ésta una pregunta que todos nos hacemos cuando vemos que no podemos lograr todo lo que queremos, cuando vemos que muere una persona en el inicio mismo de su vida, cuando contemplamos el sufrimiento de tantos seres humanos por culpa del egoísmo de los hombres, cuando vemos la desesperación de tantas personas ante el sufrimiento propio o de un ser querido. Y la realidad es que no podemos aceptar que todo se reduzca a nacer, vivir si es que se puede llamar vivir a muchas vidas, para terminar en la nada. El ser humano debe tener un fin más allá de las cosas que hace o que ve.

Marta representa para nosotros una forma de vivir. Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. Impresiona el cariño de Jesús por aquella mujer que se desvivía por atenderle y procurarle bienestar. El hecho de repetir dos veces su nombre es señal de cariño, de ternura y de reconocimiento a su labor. Pero Jesús quiere prevenirla contra un gran escollo de la vida: el vivir sin más, el irse tragando los días sin ver en el horizonte, el hacer muchas cosas, pero no preocuparse de lo más importante.

Marta es el símbolo de una humanidad que ha dado prioridad al hacer o al tener sobre el ser, a la eficacia sobre lo importante, a la inmanencia sobre la trascendencia. Marta somos cada uno de nosotros cuando en el día al día decimos: "no tengo tiempo para rezar, no tengo tiempo para formarme, no tengo tiempo para pensar, no tengo tiempo para Dios". Basta asomarse a la calle y a las casas para ver cuánto se hace, cómo se corre, cómo se vive. Pareciera que estamos construyendo la ciudad terrena o que hubiera que terminar cada día algo que mañana hay que volver a empezar.

El consejo de Cristo a Marta, santa después al fin y al cabo, está lleno de afecto, de afecto del bueno. La invita a tomarse la vida de otra forma, a respirar, a vivir serenamente, a preocuparse más de las cosas del espíritu. Ahí va a encontrar la paz y la tranquilidad. Le enseña a construir el presente mirando a la eternidad, pues así aprenderá el verdadero valor de las cosas.

Sin duda, Marta aprendió aquella lección y, sin dejar de ser la mujer activa y dinámica que era, en adelante su corazón se aficionó más a lo verdaderamente importante. Marta, por medio de Cristo, había comprendido que la vida tiene un sentido, que el fin del hombre está por encima de las cosas cotidianas.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, JULIO 29


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Julio 29



No todos los días te levantas con el espíritu alegre y despreocupado; algunas veces ya desde la mañanita te persigue el recuerdo de una adversidad que estás enfrentando hace tiempo.
Hace trecientos años un prisionero grabó en la pared de su prisión esta frase, con la que pretendía conservar en alto su estado de ánimo: “No es la adversidad la que mata, sino la impaciencia con que soportamos la adversidad”

Es verdad; impacientándote en las adversidades, nada arreglarás; más bien lo echarás todo a perder o agravarás la situación; no es, pues, un remedio la impaciencia o la ira.

Si a este consejo de orden meramente natural y psicológico sabes añadir otro de orden superior, del orden de la fe, como es el reconocer que Dios te ha permitido esa adversidad para que seas capaz de mostrar tu valer, tu fidelidad, tu capacidad de amar, entonces la adversidad será llevada por ti no sólo con paciencia y resignación, sino aun con cierta alegría por saberte fiel.

“La iglesia está fortalecida con la virtud del Señor Resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor final de los tiempos” (LG 8).


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS

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