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domingo, 21 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO: APRENDAMOS EL ARTE DE AMAR Y ESCAPEMOS DE LAS GARRAS DEL DEMONIO


Papa Francisco: Aprendamos el arte de amar y escapemos de las garras del demonio
Por Álvaro de Juana
El Papa en el Regina Coeli. Foto: ACI Prensa





VATICANO, 21 May. 17 / 05:15 am (ACI).- En un nuevo Regina Coeli, el Papa Francisco invitó a amar al prójimo con la ayuda del Espíritu Santo y a vencer los egoísmos y las rivalidades, obra del demonio que con sus garras engaña.

“Todos los días se debe aprender el arte de amar, todos los días se debe seguir con paciencia la escuela de Cristo, con la ayuda de su Espíritu”, afirmó el Papa en la Plaza de San Pedro.

Ante miles de fieles, Francisco explicó que el Evangelio lleva a la Última Cena de Jesús con sus discípulos en la que promete “otro paráclito”. “Él, resucitado y glorificado, mora en el Padre y, al mismo tiempo, viene a nosotros en el Espíritu Santo”.

“El amor a Dios y al prójimo es el más grande mandamiento del Evangelio, El Señor hoy nos llama a corresponder generosamente a la llamada evangélica al amor, poniendo a Dios en el centro de nuestra vida y dedicándonos al servicio de los hermanos, especialmente a los más necesitados de ayuda y consuelo”.

El Pontífice reconoció que “si hay una actitud que no es fácil, que se da por desconectado para una comunidad cristiana es la de saber amar, quererse bien en el ejemplo del Señor y con su gracia”.

Pero “a veces los contrastes, el orgullo, las envidias, las divisiones dejan marca también sobre el rostro hermoso de la Iglesia”.

“Una comunidad de cristianos debería vivir en la caridad de Cristo, y es allí donde el maligno ‘nos mete la garra’ y nosotros a veces nos dejamos engañar”.

El Papa explicó que normalmente estas son las personas “espiritualmente más débiles”. “Cuántos de ellos se han alejado porque no se han sentido acogidos, entendidos y amador. También para un cristiano saber amar no es nunca un dato adquirido de una vez para siempre” sino que “cada día se debe recomenzar, se debe ejercitar para que nuestro amor hacia los hermanos y hermanas que encontramos sea maduro y purificado de esos límites o pecados que lo hacen parcial, egoísta, estéril o infiel”. 

jueves, 18 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO ANIMA A IR MÁS ALLÁ DE LOS 10 MANDAMIENTOS PARA VIVIR EN CRISTIANO


Papa Francisco anima a ir más allá de los 10 Mandamientos para vivir en cristiano
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: L'Osservatore Romano






VATICANO, 18 May. 17 / 04:28 am (ACI).- En la homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco invitó a cumplir los Diez Mandamientos para después ir más allá y cumplir también “todas las cosas que Jesús nos ha enseñado, esos mandamientos de la vida cotidiana que representan el modo de vivir cristiano”.

El Santo Padre explicó que el núcleo de los 10 Mandamientos es uno: “el amor del Padre a Jesús, es el amor de Jesús a nosotros”.

Sin embargo, advirtió de que “hay otros amores. También el mundo nos propone otros amores: el amor al dinero, por ejemplo, el amor a la vanidad, pavonearse, el amor al orgullo, el amor al poder, haciendo tantas cosas injustas por tener más poder”.

“Son otros amores, pero no son de Jesús no son del Padre. Él nos pide permanecer en su amor que es el amor del Padre. Pensemos también en estos otros amores que nos alejan del amor de Jesús. Y también, hay otras maneras de amar: amar a medias, eso no es amar. Una cosa es querer bien, y otra cosa es amar”.

El Pontífice señaló que “de esta manera, cumpliendo estos mandamientos que Jesús nos ha dado, permaneceremos en el amor de Jesús, que es el amor del Padre. Es lo mismo. Sin medida. Sin ese amor tibio o interesado”.

“‘Pero, ¿por qué, Señor, nos recuerdas estas cosas?’, podríamos preguntarnos. ‘Para que mi alegría esté en vosotros y que vuestra alegría sea plena’. Si el amor del Padre va a Jesús, Jesús nos enseña el camino del amor: el corazón abierto, amar sin medida, dejando de lado otros amores”.

El Papa Francisco concluyó su homilía con una anécdota: “Hace poco, un sacerdote fue nombrado Obispo. Fue junto a su padre, su anciano padre, para darle la noticia".

"Este hombre anciano, ya pensionista, un hombre humilde, un trabajador de toda la vida, no había ido a la Universidad, pero tenía la sabiduría de la vida. Dio a su hijo solo dos consejos: ‘Obedece y da alegría a la gente’. Este hombre había entendido esto: obedece al amor del Padre, sin otros amores, obedece a este don, y luego da alegría a la gente”.

“Nosotros, cristianos, laicos, sacerdotes, consagrados, Obispos, debemos dar alegría a la gente. Nuestra misión cristiana es dar alegría a la gente”.

martes, 16 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO ADVIERTE: EL MUNDO NOS ANESTESIA PARA QUE NO PODAMOS VER LA CRUZ


Papa Francisco advierte: El mundo nos anestesia para que no podamos ver la Cruz
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 16 May. 17 / 04:08 am (ACI).- En la homilía de la Misa que celebró a primera hora de la mañana, el Papa Francisco explicó el significado de la paz de Dios, aseguró que para llegar a ella hay que pasar por tribulaciones y  por la Cruz y denunció que el mundo esto lo quiere ocultar.

“La paz que nos ofrece el mundo es una paz sin tribulaciones: nos ofrece una paz artificial”, aseguró. Es una paz “que solo mira sus propias cosas, sus propias seguridades, que no falte de nada” pero que provoca que uno esté “cerrado” y no vea “más allá”.

“El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver otra realidad de la vida: la cruz. Por eso Pablo dice que se debe entrar en el Reino del cielo en el camino con muchas tribulaciones”.

“¿Pero se puede tener paz en la tribulación?”, se preguntó. “Por nuestra parte no: nosotros no somos capaces de tener una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: un dolor, una enfermedad, una muerte…. existen. La paz que da Jesús es un regalo, es un don del Espíritu Santo”.

El Papa añadió: "y esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, no. Es otra cosa”.

Francisoc comentó que Jesús, después de donar la paz a sus discípulos, “les ofrece todo a la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta el consuelo de Dios”. Y en el Huerto de los Olivos “aparece un ángel que le consuela”.

“La paz de Dios es una paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Existe el sufrimiento, hay enfermos, hay muchas cosas feas, existen las guerras… pero la paz de dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que va adelante llevando la cruz y el sufrimiento”.

“Una paz sin cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera, se acaba”, comentó.

El Papa afirmó que cuando uno se enfada dice “pierdo la paz”. Y cuando el corazón “se turba es porque no estoy abierto a la paz de Jesús” y no se es capaz “de llevar la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”.

Para terminar, Francisco invitó a los fieles a pedir la gracia de “entrar en el Reino de Dios a través de las muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior”.

jueves, 11 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO OFRECERÁ TERCERA ROSA DE ORO A LA VIRGEN DE FÁTIMA


El Papa Francisco ofrecerá la tercera rosa de oro a la Virgen de Fátima
Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)







FÁTIMA, 11 May. 17 / 10:35 am (ACI).- El Papa Francisco ofrecerá la tercera rosa de oro al Santuario de la Virgen de Fátima en un especial gesto a su llegada a la Capilla de las Apariciones el 12 de mayo, primera parada de su peregrinación a tierras portuguesas por el centenario de las apariciones de la Madre de Dios en ese lugar.

La rosa de oro la entregará personalmente el Santo Padre luego de la oración que el Papa rezará en la Capilla de las Apariciones.

En el video mensaje que dirigió a los portugueses antes de su viaje a Fátima, el Pontífice anunció este gesto, al afirmar: “Necesito tenerlos conmigo, necesito vuestra unión (física o espiritual, lo importante es que sea de corazón) para mi ramo de flores, mi ‘rosa de oro’. Constituyendo ‘un solo corazón, una sola alma’, los entregaré a todos a Nuestra Señora, pidiéndole por cada uno de nosotros: ‘Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios’”.

La rosa de oro, explica la página oficial del viaje de Francisco a Fátima, es una distinción que los Papas otorgan a personalidades o santuarios, iglesias o ciudades, en reconocimiento a los servicios dados a la Iglesia o al bien de la sociedad.


La tradición de la rosa de oro está documentada desde el pontificado de León IX (1049-1054), pero parece remontarse hasta finales del siglo VI o principios del siglo VII. La bendición de las rosas de oro ocurre, habitualmente, en el domingo de la alegría casi al final de la Cuaresma.

Esta es la segunda vez que un Papa hace entrega, personalmente y en territorio portugués, de esta distinción. Este gesto ya había sido hecho por Benedicto XVI, el 12 de mayo de 2010.

La primera rosa de oro ofrecida al Santuario de Fátima fue concedida por el Papa Pablo VI el 21 de noviembre de 1964, al final de la tercera sesión del Concilio Vaticano II. La entrega en el Santuario la hizo el Cardenal Fernando Cento.

Pablo VI dijo en la ceremonia de bendición de la rosa que esta tiene un “significado místico, representa la alegría de la doble Jerusalén –Iglesia triunfante e Iglesia militante– y la bellísima flor de Jericó –la Virgen Inmaculada– que es también vuestra Patrona y es la alegría y la corona de todos los santos”.

La rosa, dijo el Pontífice entonces, también es símbolo de penitencia, recordando el mensaje de la Madre de Dios en 1917: “Viendo a la Virgen de Fátima para recordar al mundo el mensaje evangélico de penitencia y de oración”, deben “ser ustedes, queridos hijos, quienes den ejemplo en el cumplimiento de este mensaje”.

San Juan Pablo II

Aunque San Juan Pablo II no obsequió una rosa de oro a la Virgen de Fátima, el especial presente que le hizo tiene un gran significado.


El 13 de mayo de 1981 el Papa Wojtyla fue baleado en la Plaza de San Pedro por el turco Ali Agca, lo que casi le cuesta la vida.

Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para "agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud".

En 1983 Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen obsequiando al Santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.

miércoles, 10 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO EN LA AUDIENCIA GENERAL: LAS MADRES NO TRAICIONAN


Papa Francisco en la Audiencia General: ¡Las madres no traicionan!
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Elise Harris (ACI Prensa)





(ACI).- Durante la catequesis pronunciada en la Audiencia General celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco destacó el papel de María en el plan salvífico de Dios: su fidelidad a la voluntad divina y su valentía al aceptar esa voluntad son un ejemplo para todas las madres del mundo. “¡Las madres no traicionan!”, exclamó.

El Santo Padre continuó el itinerario de catequesis sobre la esperanza cristiana que ha desarrollado en los últimos meses. En esta ocasión, quiso mirar hacia María “Madre de la Esperanza”.

Francisco destacó la importancia de la virgen en su camino de madre, pero también sus desvelos. “Desde su primera aparición en la historia evangélica, su figura se presenta como si fuera el personaje de un drama”.

En este sentido, destacó que María era una mujer valiente, que sabía confiar, y eso se demostró en su respuesta afirmativa al ángel de la Anunciación. “No fue sencillo responder con un ‘sí’ a la invitación del ángel: pero ella, una mujer todavía en la flor de la juventud, responde con valentía, a pesar de no saber nada del destino que le esperaba”.

María, continuó el Papa, “se nos aparece en ese instante como una de tantas madres de nuestro mundo: valiente hasta el extremo cuando se trata de acoger en el vientre la historia de un nuevo hombre que nace”.

En este “sí” de María, el Pontífice explicó que reside un rasgo que debe caracterizar la vida de todo cristiano: la confianza en Dios. “Aquel ‘sí’ es el primer paso de una larga lista de obediencia que la acompañará en su itinerario de madre”.

“María no es una mujer que se deprima ante las incertidumbres de la vida, especialmente cuando nada parece ir a nuestra manera. Tampoco es una mujer que proteste con violencia, arremetiendo contra el destino de la vida que a menudo revela una cara hostil”.

Por el contrario, “es una mujer que escucha, que acoge la existencia, así como esa se entrega a nosotros, con sus días de felicidad, pero también con sus tragedias con las que nunca habría querido encontrarse”. En este itinerario, María, como madre, pasó por varias “noches”, hasta “la noche suprema que es cuando su Hijo es clavado al leño de la cruz”.

Hasta el día de la cruz “María había permanecido casi desaparecida de la trama de los Evangelios”. “Pero María reaparece justo en el momento crucial: cuando gran parte de los amigos de su hijo han desaparecido por el miedo”.

“¡Las madres no traicionan!”, exclamó el Papa. “Y en aquel instante, al pie de la cruz, ninguno de nosotros puede decir quién sufría una pasión más cruel: aquel hombre inocente que muere en el patíbulo de la cruz, o la madre que sufre una agonía acompañando los últimos instantes de la vida de su hijo”.

“Todos nosotros hemos conocido a mujeres fuertes que han llevado adelante tantos sufrimientos de los hijos”.

“María ‘estaba’, simplemente estaba ahí. Y ahí nos encontramos nuevamente a la joven mujer de Nazaret”. “María está allí fielmente presente, siempre con una lámpara encendida en un lugar de sombras y tinieblas. Tampoco ella conoce el destino de la resurrección que su Hijo estaba en aquel instante abriendo para todos nosotros: es ahí donde muestra su fidelidad al plan de Dios, del cual se proclama sierva en el primer día de su vocación”.

El Pontífice subrayó cómo con su presencia, María sostuvo la Iglesia en sus primeros pasos. “La encontramos en el primer día de la Iglesia, ella, madre de la esperanza, en medio de aquella comunidad de discípulos tan frágiles: uno de ellos había renegado, muchos habían escapado, todos tenían mucho miedo”.

“Simplemente, María estaba allí, en la más normal de las maneras, como si fuese algo del todo natural: en la primera Iglesia, tras la luz de la Resurrección, pero también en el temor de los primeros pasos que debía dar en el mundo”.

El Papa concluyó: “No somos huérfanos, tenemos una madre en el cielo: la santa Madre de Dios”.

lunes, 8 de mayo de 2017

PAPA FRANCISCO: DIOS SIEMPRE SORPRENDE Y NOS AYUDA A DISTINGUIR EL BIEN DEL MAL


Papa Francisco: Dios siempre sorprende y nos ayuda a distinguir el bien del mal
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano

VATICANO, 08 May. 17 / 05:57 am (ACI).- El Papa Francisco quiso dejar claro en su homilía en Santa Marta que el que mueve la Iglesia es el Espíritu Santo e invitó a pedir discernimiento para saber las cosas que vienen de Dios y las que vienen del demonio.

“El Espíritu es el don de Dios, de este Dios, Padre nuestro, que siempre nos sorprende. El Dios de las sorpresas”, afirmó. “Es un Dios vivo, un Dios que vive en nosotros, que mueve nuestro corazón, un Dios que está en la Iglesia y camina con nosotros y en este camino nos sorprende siempre”.


El Pontífice explicó que “ha tenido la creatividad de crear el mundo, de crear cosas nuevas todos los días. El Dios que nos sorprende”.

Comentando las lecturas de la liturgia del día, recordó cómo los discípulos se enfadaron porque supieron que “también los paganos habían acogido la palabra de Dios”.

“Siempre, desde tiempo de los profetas hasta hoy, existe el pecado de resistir al Espíritu Santo: la resistencia al Espíritu”, dijo el Papa para recordar después el salmo que dice: “no endurezcáis vuestro corazón como vuestros padres”.

“Lo que el Señor quiere es que haya otros pueblos, que no pertenecen, pero que sean un solo rebaño y un solo pastor”. Y cuando los paganos se convertían al cristianismo, “eran considerados creyentes de segunda clase”.

“El cerrarse, la resistencia al Espíritu Santo, esa frase que cierra siempre, que te detiene: ‘Siempre ha sido así’. Y esto mata. Esto mata la libertad, mata la alegría, mata la fidelidad al Espíritu Santo que siempre actúa adelante, llevando adelante la Iglesia”.

“¿Pero cómo puedo saber si una cosa es del Espíritu Santo o del mundo, del espíritu del mundo o del espíritu del diablo?”, se preguntó. “Pedir la gracia del discernimiento. El instrumento que el mismo Espíritu nos da es el discernimiento. Discernir, en cada caso, come se debe hacer. Y eso que han hecho los apóstoles: si están reunidos, han hablado y han visto que ese era el camino del Espíritu Santo. Pero aquellos que no tenían este don o no habían orado para pedirlo, se han quedado fuera y parados”.

El Papa aseguró que los cristianos deben “saber discernir, discernir una cosa de la otra, discernir cuál es la novedad, el vino nuevo que viene de Dios, cuál es la novedad que viene del espíritu del mundo y cuál es la novedad que viene del diablo”.


“La fe no cambia nunca. La fe es la misma, pero está en movimiento, crece”, aseguró.

Francisco afirmó también que “las verdades de la Iglesia van adelante, se consolidan con los años, se desarrollan con el tiempo, se profundizan en ellas con la edad, para que sean más fuertes con el tiempo, con los años”.

domingo, 7 de mayo de 2017

CUIDADO CON ESCUCHAR OTRAS VOCES QUE NO SEAN LA DEL BUEN PASTOR - PAPA FRANCISCO


Papa Francisco advierte: Cuidado con escuchar otras voces que no sean la del Buen Pastor
Por Álvaro de Juana
 Foto: Captura Youtube




VATICANO, 07 May. 17 / 05:13 am (ACI).- Después de la ordenación de 10 nuevos sacerdotes en la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco presidió el rezo del Regina Coeli y advirtió de escuchar la voz de falsas sabidurías que no son las del Buen Pastor.

“A veces racionalizamos demasiado la fe y corremos el riesgo de perder la percepción del timbre de esa voz, de la voz de Jesús buen pastor, que estimula y fascina”. Para Jesús “no somos nunca extraños, sino amigos y hermanos”, dijo el Papa.

Sin embargo, “no siempre es fácil distinguir la voz del pastor bueno. Existe siempre el peligro del ladrón, del bandido y del falso pastor”, advirtió.

“Existe el riesgo de estar distraído por el sonido de otras voces”, por eso “hoy estamos invitados a no dejarnos distraer por las falsas sabidurías de este mundo, sino a seguir a Jesús, Resucitado, como única guía segura que da sentido a nuestra vida”.

El Papa explicó que en el Evangelio se presentan 2 imágenes: la del pastor y la de la puerta del redil. “El rebaño, que somos todos nosotros, tiene como habitación un redil que sirve de refugio, donde las ovejas viven y descansan tras el cansancio del camino. Y el redil tiene un recinto con una puerta, donde hay un guardia”.

“Al redil se acercan varias personas. El primero es el pastor, el segundo un extraño que no ama las ovejas. Jesús se identifica con el primero y manifiesta una relación de familiaridad con las ovejas expresada a través de la voz, con la cual les llama y ellas le reconocen y lo siguen”.

“Cristo, Buen Pastor, se ha convertido en la puerta de la salvación de la humanidad, porque ha ofrecido la vida por sus ovejas. Jesús, pastor bueno y puerta de las ovejas, es un jefe cuya autoridad se expresa en el servicio, un jefe que para mandar dona la vida y no pide a los otros que la sacrifiquen”, añadió.

Es “un jefe del que uno se puede fiar, como las ovejas que escuchan la voz de su pastor porque saben que con él se va a pastos buenos y abundantes. Basta una señal, un reclamo y ellas le siguen, obedecen, se encaminan guiadas por la voz de aquel que escuchan como presencia amiga, fuerte, y dulce, que guía y protege, consuela y medica”.

“Así es Cristo para nosotros”, destacó el Papa. “Hay una dimensión de la experiencia cristiana que quizás dejamos un poco en la sombra: la dimensión espiritual y afectiva. El sentirse unidos por un vínculo especial al Señor como las ovejas a su pastor”.

Por último, el Papa pidió que la Virgen María “acompañe a los diez nuevos sacerdotes que he ordenado hace poco y sostenga con su ayuda a los que son llamados por Él, para que estén dispuestos y sean generosas a seguir su voz”. 

miércoles, 3 de mayo de 2017

CRISTIANOS EN ORIENTE MEDIO DEBEN IMPLICARSE EN LA PAZ, PAPA FRANCISCO


Cristianos en Oriente Medio deben implicarse en la paz, afirma Papa Francisco
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



VATICANO, 03 May. 17 / 04:35 am (ACI).- En la Audiencia General del miércoles, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco exhortó a los cristianos de Egipto y de Oriente Medio a implicarse en la paz en la región, porque “los cristianos, en Egipto como en toda nación de la tierra, están llamados a ser levadura de fraternidad. Esto es posible si viven en sí mismos la comunión con Cristo”, afirmó.

En su enseñanza, el Santo Padre hizo balance del viaje apostólico que realizó a Egipto del 28 al 29 de abril. Recordó que su intención era llevar “un signo de paz a Egipto y a toda aquella región que, desafortunadamente, sufre el golpe de los conflictos y del terrorismo. De hecho –destacó–, el lema del viaje era ‘El Papa de la paz en un Egipto de paz’”.


Francisco subrayó como uno de los puntos centrales del viaje la visita a la Universidad de Al-Azhar, “la universidad islámica más antigua y máxima institución académica del islam suní”. Explicó que esa visita tuvo un doble horizonte: “el diálogo entre cristianos y musulmanes y, al mismo tiempo, promover la paz en el mundo”.

El Santo Padre explicó que, en el contexto del encuentro con el Gran Imán de Al-Azhar y su intervención en la Conferencia Internacional para la paz, ofreció una reflexión “en la cual puse en valor la historia de Egipto como tierra de civilización y tierra de alianza”.

Para el Pontífice, Egipto, como sinónimo de antigua civilización, de tesoros artísticos y de conocimientos, “nos recuerda que la paz se construye mediante la educación, la formación de la sabiduría y un humanismo que asume como parte integrante la dimensión religiosa, la relación con Dios, como recordó el Gran Imán en su discurso”.

“La paz también se construye compartiendo la alianza entre Dios y el hombre, fundamento de alianza entre todos los hombres, sustentada sobre el Decálogo escrito en las tablas de piedra del Sinaí, pero de forma mucho más profunda en el corazón de cada hombre de cada tiempo y lugar, ley que se resume en el mandamiento del Amor de Dios y del prójimo”.

Por ello abogó por “una paz estable y duradera que se sustente no en el derecho de la fuerza, sino en la fuerza del derecho”, paz a la que Egipto puede contribuir gracias a su peso histórico y religioso y a su papel en la región.

En la catequesis, el Obispo de Roma hizo hincapié en el importante valor ecuménico del viaje. En este sentido, rememoró la reunión y oración común junto al Papa Tawadros II: “Un fuerte signo de comunión, gracias a Dios, hemos podido darlo junto con mi querido hermano el Papa Tawadros II, Patriarca de los Coptos ortodoxos. Hemos renovado el compromiso, también firmando una Declaración Conjunta, de caminar juntos y de comprometernos para no repetir el Bautismo administrado en las respectivas Iglesias”.  

“Juntos hemos orado por los mártires de los recientes atentados que han golpeado trágicamente aquella venerable Iglesia; y su sangre ha fecundado este encuentro ecuménico, en el cual ha participado también el Patriarca de Constantinopla Bartolomé. El Patriarca ecuménico, mi querido hermano”.

En su enseñanza ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, Francisco también rememoró los momentos vividos junto a la pequeña comunidad católica de Egipto a los que exhortó a “revivir la experiencia de los discípulos de Emaús, a encontrar siempre en Cristo”; y con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, en los que vio “la belleza de la Iglesia en Egipto”.

El Papa Francisco finalizó la catequesis agradeciendo a todos los que hicieron posible el viaje, “especialmente a tantas personas que han ofrecido sus oraciones y sufrimientos”.

jueves, 27 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO REZA EN SANTA MARÍA LA MAYOR POR SU VIAJE A EGIPTO


El Papa Francisco reza en Santa María la Mayor por su viaje a Egipto




VATICANO, 27 Abr. 17 / 03:24 pm (ACI).- El Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, informó que el Papa Francisco se dirigió este jueves 27 de abril a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma para encomendar su próximo viaje a Egipto que realizará este jueves 28 y viernes 29 de abril.

“El Papa Francisco esta noche en Santa María la Mayor para rezar ante la Salus Populi Romani antes del viaje” a Egipto, indicó Burke en su cuenta de Twitter en la que publicó una foto del Santo Padre ante la imagen mariana.

El Pontífice tiene como costumbre rezar ante la imagen de la Salus Populi Romani (Protectora del Pueblo Romano) antes de iniciar y después de concluir sus viajes internacionales.

El Santo Padre aterrizará en el Aeropuerto Internacional de El Cairo el viernes 28 a las 14.00. Allí tendrá lugar la acogida oficial, mientras que la ceremonia de bienvenida se realizará inmediatamente después en el Palacio Presidencial de Heliópolis.

A continuación, Francisco realizará una visita de cortesía al Presidente de la República y al Gran Imán de la Universidad y Mezquita de Al-Azhar. Luego, pronunciará un discurso ante los participantes en la Conferencia Internacional sobre la Paz.

A las 16.40 se encontrará con diversas autoridades y finalizará el día con una visita al Papa de la Iglesia Copta Ortodoxa Tawadros II, ante quien pronunciará otro discurso.

El sábado 29, el Papa celebrará Misa a las 10.00. A las 12.15 almorzará con los obispos egipcios y con el séquito papal. A las 15.15 mantendrá un encuentro de oración con sacerdotes, religiosos, religiosas y con seminaristas.

Tras la ceremonia de despedida, el Papa regresará a Roma a las 17.00 y aterrizará en la capital italiana a las 20.30.

miércoles, 19 de abril de 2017

EL CRISTIANISMO ES VIDA Y ALEGRÍA PORQUE CRISTO HA RESUCITADO, DICE PAPA FRANCISCO


El cristianismo es vida y alegría porque Cristo ha resucitado, dice Papa Francisco
Por Álvaro de Juana
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa



VATICANO, 19 Abr. 17 / 03:51 am (ACI).- Como no podía ser de otra manera, el Papa Francisco dedicó la catequesis de la Audiencia General a la Pascua: “Cristo resucitado es nuestra esperanza” fue el tema elegido, con el que animó a ver a Cristo Resucitado ante los fracasos de la vida y señaló que el cristianismo es alegría, sorpresa y vida.

El cristianismo “no es tanto nuestra búsqueda hacia Dios, sino la búsqueda de Dios a nosotros”. “Jesús nos ha tomado, nos ha agarrado, nos ha conquistado para no dejarnos más. El cristianismo es gracia, es sorpresa, y por este motivo requiere un corazón capaz de asombrarse”.


“Aquí hay felicidad, alegría y vida, donde todos pensaban que hubiese solo tristeza, derrota y tinieblas”, afirmó. “Dios hace crecer sus flores más hermosas en medio de las piedras más áridas”, añadió.

Francisco dijo a continuación: “si mirando nuestra vida nos damos cuenta de que hemos tenido muchos fracasos… en la mañana de Pascua podemos hacer como esas personas de las que habla el Evangelio: ir al sepulcro de Jesús, ver la gran piedra que ha sido removida y pensar que Dios está realizando para mí, para todos nosotros, un futuro inesperado”.

El Pontífice para su catequesis se basó en la primera carta de San Pablo a los Corintios en la que habla de la resurrección. “Hablando a sus cristianos, Pablo parte de un dato incontestable: que no es el resultado de la reflexión de un hombre sabio, sino un hecho, un simple hecho que ha acontecido en la vida de algunas personas”.

“El cristianismo nace de aquí. No es una ideología, no es un sistema filosófico, sino un camino de fe que parte de un acontecimiento, testimoniado por los primeros apóstoles de Jesús”.

“La fe nace de la resurrección” y “aceptar que Cristo ha muerto, murió crucificado, no es un acto de fe”. Sin embargo, “creer que ha resucitado sí lo es”.

“Nuestra fe nace la mañana de Pascua” y San Pablo “hace un pequeño resumen de todos los relatos y de todas las personas que tuvieron contacto con el Resucitado”.

El último precisamente es él, “como el menos digno de todos” y utiliza la expresión “como un aborto”. El Pontífice recordó que se autodenomina así “porque su historia personal es dramática: él era un perseguidor de la Iglesia, orgulloso de las propias convicciones; se sentía un hombre poderoso, con una idea muy clara de lo que era la vida con sus deberes”.

Pero “un día sucede lo que era absolutamente impredecible: el encuentro con Jesucristo resucitado, en el camino de Damasco”.

“Ser cristianos significa no partir de la muerte, sino del amor de Dios por nosotros, que ha vencido a nuestro acérrimo enemigo. Dios es más grande que nada, y basta solo una vela encendida para vencer la más oscura de las noches”.

Francisco explicó entonces que eso “es el núcleo central de la fe”. “Si en efecto todo hubiese terminado con la muerte, en Él tendríamos un ejemplo de dedicación suprema, pero esto no podría generar nuestra fe”

lunes, 17 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO EN LUNES DEL ÁNGEL: LA ÚLTIMA PALABRA NO ES SEPULCRO NI MUERTE SINO VIDA


Papa Francisco en Lunes del Ángel: La última palabra no es sepulcro ni muerte sino vida
Por Walter Sánchez Silva







VATICANO, 17 Abr. 17 / 05:56 am (ACI).- Al presidir el rezo de la oración mariana del Regina Coeli que en el tiempo de Pascua reemplaza al Ángelus, el Papa Francisco señaló que con la resurrección de Cristo, “la última palabra no es sepulcro, no es la muerte, sino la vida”.

Así lo indicó el Santo Padre bajo un soleado mediodía de Roma en el llamado “Lunes del Ángel”, ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.


“Desde que, en la aurora del tercer día, Jesús crucificado ha resucitado, ¡la última palabra no es más de la muerte sino de la vida! ¡La última palabra no es el sepulcro, no es la muerte, sino la vida!”, exclamó Francisco.

"Por esto repetimos tanto: 'Cristo ha resucitado'. Porque en Él el sepulcro ha sido derrotado y ha nacido la vida", agregó.

“En este lunes de fiesta, llamado ‘Lunes del Ángel’, la liturgia hace resonar el anuncio de la Resurrección proclamado ayer ‘¡Cristo ha resucitado, aleluya!’ En el hodierno pasaje evangélico podemos escuchar el eco de las palabras que el Mensajero celestial dirige a las mujeres que llegaron al sepulcro: ‘Rápido, vayan a decirle a los discípulos que ha resucitado de entre los muertos’”.


Esta invitación, dijo el Papa, está dirigida “a nosotros también” a “‘hacer rápido’ e ‘ir’ y anunciar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo este mensaje de alegría y esperanza”.

Ante la fuerza de la resurrección del Señor, “que constituye la verdadera y propia novedad de la historia y del cosmos, estamos llamados a ser hombres y mujeres nuevos según el Espíritu, afirmando el valor de la vida. ¡Esto ya es comenzar a resurgir!”

“Seremos hombres y mujeres de resurrección si, en medio de las pruebas que afligen al mundo, a la mundanidad que aleja de Dios, sabemos dar gestos de solidaridad y acogida, alimentar el deseo universal de la paz y la aspiración a un ambiente libre de deterioro”.

Se trata, precisó el Pontífice, “de signos comunes y humanos pero que, sostenidos y animados por la fe en el Señor resucitado, pueden adquirir una eficacia muy superior a nuestras capacidades”.

“Sí, porque Cristo está vivo y obra en la historia por medio de su Espíritu Santo: rescata nuestras miserias, llega a todo corazón humano y devuelve la esperanza a quien está oprimido y sufriendo”.

El Santo Padre hizo votos para que “la Virgen María, testigo silencioso de la muerte y la resurrección de su Hijo Jesús, nos ayude a ser signos claros de Cristo resucitado entre las pruebas del mundo, para que cuantos están en tribulación y en dificultades no sigan siendo víctimas del pesimismo, de la resignación, sino que encuentren en nosotros muchos hermanos y hermanas que ofrecen su sostenimiento y consuelo”.

“Que nuestra Madre nos ayude a creer fuertemente en la resurrección de Jesús, admirable misterio de salvación, y en su capacidad de transformar los corazones y la vida.”

El Papa también pidió la intercesión de la Madre de Dios para que “interceda de modo particular por las comunidades cristianas que están llamadas hoy en nuestro mundo a un testimonio más difícil y valiente”.

“A cada uno de ustedes les auguro que pasen en la serenidad estos días de la Octava de Pascua, en la que se prolonga la alegría de la resurrección de Cristo”, dijo luego.

Finalmente exhortó a tomar “cada buena ocasión para ser testimonio de la paz del Señor resucitado. ¡Buena y Santa Pascua a todos! Por favor, no se olviden de rezar por mí”.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN MISA DE DOMINGO DE PASCUA 2017


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en Misa de Domingo de Pascua
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa.





VATICANO, 16 Abr. 17 / 10:28 am (ACI).- El Papa Francisco presidió hoy la Misa de Pascua de Resurrección en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, y aseguró que “en esta tierra de dolor, de tragedia, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido”.

A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco en la Misa de Domingo de Pascua, gracias a la traducción de Radio Vaticano:


Hoy la Iglesia repite, canta, grita, Jesús ha resucitado, pero ¿cómo es esto? Pedro, Juan y las mujeres fueron al sepulcro y estaba vacío, pero Él no estaba. Y fueron con el corazón cerrado de la tristeza, la tristeza de una derrota, el Maestro, su Maestro, aquel que tanto amaban ha sido justiciado y muerto y de la muerte no se regresa.

Esta es la derrota, este es el camino de la derrota, el camino hacia el sepulcro. Pero el ángel les dice: no está aquí, ha resucitado. El primer anuncio, ¡ha resucitado!

Después la confusión, el corazón cerrado, las apariciones, ellos cerrados, toda la jornada en el cenáculo porque tenían miedo que les sucediera a ellos lo que le sucedió a Jesús.

Y la Iglesia no deja de decir a nuestros fracasos, a nuestros corazones cerrados, temerosos… ¡detente!, el Señor ha resucitado. Pero si el señor ha resucitado como es que suceden estas cosas, como es que suceden tantas desgracias, enfermedades, tráfico de personas, trata de personas, guerra , destrucción, mutilación, revancha, odio… ¿dónde está el Señor?

Ayer llame por teléfono a un joven con una enfermedad grave, un joven culto, un ingeniero, y hablando para darle un signo de fe le dije: "No hay explicaciones para lo que te sucede, mira a Jesús en la cruz, Dios hizo eso con su hijo, no hay otra explicación".

Y él me ha contestado: "Sí. Pero se lo ha pedido al hijo y el hijo a dicho sí. Pero a mí no me han preguntado si quería esto, y yo no he dicho que sí". Esto nos conmueve. A ninguno de nosotros nos han preguntado si estamos contentos con lo que pasa en el mundo, si estamos dispuestos a llevar a delante esta cruz… y la cruz va a delante y la fe en Jesús se viene abajo, por eso la Iglesia continúa diciendo ¡Jesús ha resucitado!

Y esto no es una fantasía. La resurrección de Cristo no es una fiesta con flores; es algo más. Es el Misterio de la piedra descartada que termina por ser el fundamento de nuestra existencia, ¡Cristo ha resucitado!. Y esto significa en esta cultura del descarte, donde eso que no sirve toma el camino del “usa y tira” y todo lo que no sirve viene descartado; esa piedra que ha sido descartada es fuente de vida.

También nosotros pequeñas piedras, en esta tierra de dolor, de tragedia, con la fe en Cristo resucitado, tenemos un sentido. En medio de tanta calamidad, sin mirar más allá, no hay un muro sino un horizonte. Está la vida, está la gloria, es la cruz con esta ambivalencia.

Mira adelante, no te cierres, tú pequeña piedra tienes un sentido en la vida porque eres una piedra tomada de aquella gran piedra que la maldad del pecado ha descartado.

¿Qué nos dice la Iglesia hoy ante tantas tragedias? Simplemente esto; la piedra descartada no resulta realmente descartada. Las piedritas que creen y se aferran a esa piedra no son descartadas, tienen un sentido. Con este sentimiento la Iglesia repite desde dentro del corazón, ¡Cristo ha resucitado!

Pensemos un poco cada uno de nosotros en los problemas cotidianos, en las enfermedades que cada uno de nosotros hemos vivido o alguno de nuestros familiares; pensemos en las guerras, en las tragedias humanas, y simplemente con voz humilde, sin flores, solo delante de Dios, delante de nosotros mismos.

No sé cómo va esto pero estoy seguro que Cristo ha resucitado y yo apuesto por esto. Hermanos y hermanas esto es lo que quería decirles. Vuelvan a casa hoy repitiendo en sus corazones ¡Cristo ha resucitado!

domingo, 16 de abril de 2017

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA VIGILIA PASCUAL 2017 - TEXTO COMPLETO


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Vigilia Pascual 2017
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 15 Abr. 17 / 03:30 pm (ACI).- El Papa Francisco presidió esta noche la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro e invitó a llevar la Buena Nueva de Cristo resucitado en un celebración en la que bautizó a 11 personas de diferentes nacionalidades, entre ellas Italia, China, España o Albania.

“Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo. Vivo y queriendo resucitar en tantos rostros que han sepultado la esperanza, que han sepultado los sueños, que han sepultado la dignidad. Y si no somos capaces de dejar que el Espíritu nos conduzca por este camino, entonces no somos cristianos”, aseguró.


A continuación, el texto completo de la homilía del Papa:

«En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el sepulcro» (Mt 28,1). Podemos imaginar esos pasos…, el típico paso de quien va al cementerio, paso cansado de confusión, paso debilitado de quien no se convence de que todo haya terminado de esa forma… Podemos imaginar sus rostros pálidos… bañados por las lágrimas y la pregunta, ¿cómo puede ser que el Amor esté muerto?


A diferencia de los discípulos, ellas están ahí —como también acompañaron el último respiro de su Maestro en la cruz y luego a José de Arimatea a darle sepultura—; dos mujeres capaces de no evadirse, capaces de aguantar, de asumir la vida como se presenta y de resistir el sabor amargo de las injusticias. Y allí están, frente al sepulcro, entre el dolor y la incapacidad de resignarse, de aceptar que todo siempre tenga que terminar igual.

Y si hacemos un esfuerzo con nuestra imaginación, en el rostro de estas mujeres podemos encontrar los rostros de tantas madres y abuelas, el rostro de niños y jóvenes que resisten el peso y el dolor de tanta injusticia inhumana. Vemos reflejados en ellas el rostro de todos aquellos que caminando por la ciudad sienten el dolor de la miseria, el dolor por la explotación y la trata. En ellas también vemos el rostro de aquellos que sufren el desprecio por ser inmigrantes, huérfanos de tierra, de casa, de familia; el rostro de aquellos que su mirada revela soledad y abandono por tener las manos demasiado arrugadas. Ellas son el rostro de mujeres, madres que lloran por ver cómo la vida de sus hijos queda sepultada bajo el peso de la corrupción, que quita derechos y rompe tantos anhelos, bajo el egoísmo cotidiano que crucifica y sepulta la esperanza de muchos, bajo la burocracia paralizante y estéril que no permite que las cosas cambien. Ellas, en su dolor, son el rostro de todos aquellos que, caminando por la ciudad, ven crucificada la dignidad.

En el rostro de estas mujeres, están muchos rostros, quizás encontramos tu rostro y el mío. Como ellas, podemos sentir el impulso a caminar, a no conformarnos con que las cosas tengan que terminar así. Es verdad, llevamos dentro una promesa y la certeza de la fidelidad de Dios. Pero también nuestros rostros hablan de heridas, hablan de tantas infidelidades, personales y ajenas, hablan de nuestros intentos y luchas fallidas. Nuestro corazón sabe que las cosas pueden ser diferentes pero, casi sin darnos cuenta, podemos acostumbrarnos a convivir con el sepulcro, a convivir con la frustración. Más aún, podemos llegar a convencernos de que esa es la ley de la vida, anestesiándonos con desahogos que lo único que logran es apagar la esperanza que Dios puso en nuestras manos. Así son, tantas veces, nuestros pasos, así es nuestro andar, como el de estas mujeres, un andar entre el anhelo de Dios y una triste resignación. No sólo muere el Maestro, con él muere nuestra esperanza.

«De pronto tembló fuertemente la tierra» (Mt 28,2). De pronto, estas mujeres recibieron una sacudida, algo y alguien les movió el suelo. Alguien, una vez más salió, a su encuentro a decirles: «No teman», pero esta vez añadiendo: «Ha resucitado como lo había dicho» (Mt 28,6). Y tal es el anuncio que generación tras generación esta noche santa nos regala: No temamos hermanos, ha resucitado como lo había dicho. «La vida arrancada, destruida, aniquilada en la cruz ha despertado y vuelve a latir de nuevo» (cfr R. Guardini, El Señor). El latir del Resucitado se nos ofrece como don, como regalo, como horizonte. El latir del Resucitado es lo que se nos ha regalado, y se nos quiere seguir regalando como fuerza transformadora, como fermento de nueva humanidad. Con la Resurrección, Cristo no ha movido solamente la piedra del sepulcro, sino que quiere también hacer saltar todas las barreras que nos encierran en nuestros estériles pesimismos, en nuestros calculados mundos conceptuales que nos alejan de la vida, en nuestras obsesionadas búsquedas de seguridad y en desmedidas ambiciones capaces de jugar con la dignidad ajena.

Cuando el Sumo Sacerdote y los líderes religiosos en complicidad con los romanos habían creído que podían calcularlo todo, cuando habían creído que la última palabra estaba dicha y que les correspondía a ellos establecerla, Dios irrumpe para trastocar todos los criterios y ofrecer así una nueva posibilidad. Dios, una vez más, sale a nuestro encuentro para establecer y consolidar un nuevo tiempo, el tiempo de la misericordia. Esta es la promesa reservada desde siempre, esta es la sorpresa de Dios para su pueblo fiel: alégrate porque tu vida esconde un germen de resurrección, una oferta de vida esperando despertar.

Y eso es lo que esta noche nos invita a anunciar: el latir del Resucitado, Cristo Vive. Y eso cambió el paso de María Magdalena y la otra María, eso es lo que las hace alejarse rápidamente y correr a dar la noticia (cf. Mt 28,8). Eso es lo que las hace volver sobre sus pasos y sobre sus miradas. Vuelven a la ciudad a encontrarse con los otros.

Así como ingresamos con ellas al sepulcro, los invito a que vayamos con ellas, que volvamos a la ciudad, que volvamos sobre nuestros pasos, sobre nuestras miradas. Vayamos con ellas a anunciar la noticia, vayamos… a todos esos lugares donde parece que el sepulcro ha tenido la última palabra, y donde parece que la muerte ha sido la única solución. Vayamos a anunciar, a compartir, a descubrir que es cierto: el Señor está Vivo. Vivo y queriendo resucitar en tantos rostros que han sepultado la esperanza, que han sepultado los sueños, que han sepultado la dignidad. Y si no somos capaces de dejar que el Espíritu nos conduzca por este camino, entonces no somos cristianos.

Vayamos y dejémonos sorprender por este amanecer diferente, dejémonos sorprender por la novedad que sólo Cristo puede dar. Dejemos que su ternura y amor nos muevan el suelo, dejemos que su latir transforme nuestro débil palpitar.

miércoles, 12 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO: JESÚS SE DEJÓ DESPEDAZAR POR LA MUERTE PARA SALVAR LA HUMANIDAD


Papa Francisco: Jesús se dejó “despedazar por la muerte” para salvar a la humanidad
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa



VATICANO, 12 Abr. 17 / 04:25 am (ACI).- Para explicar el sentido de la cruz, el Papa Francisco recurrió a la imagen evangélica de la semilla que cae en tierra y muere para que crezca una planta y de fruto: “Jesús vivió el amor hasta el final, dejándose despedazar por la muerte, como una semilla que cae en tierra”.

Durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Santo Padre contrapuso la esperanza terrena a la esperanza de la cruz.


Francisco recordó cómo entró Jesús en Jerusalén “con la aclamación festiva de los discípulos y de mucha gente”, y reflexionó sobre los acontecimientos posteriores que llevaron a la Pasión del Señor.

“¿Quién de aquellos habría imaginado que poco después Jesús sería humillado, condenado y ajusticiado en una cruz?”, se preguntó “La esperanza terrena de aquella gente se rompió delante de la cruz. La esperanza terrena se quebró, pero renació la esperanza nueva, aquella esperanza que dura para siempre. Nosotros creemos que en la misma cruz, nuestra esperanza renació. Es una esperanza diferente la que nace de la cruz. Es una esperanza diferente a la que quebró. ¿De qué esperanza se trata?”

A entender en qué consiste esa esperanza de la cruz “nos puede ayudar aquello que el mismo Jesús dice después de haber entrado en Jerusalén: ‘Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto’. Podemos pensar en un grano, en una pequeña semilla que cae a la tierra. Si se queda cerrado en sí misma, no sucede nada. Si, por el contrario, germina, se abre, entonces da vida a una espiga, a un brote, y luego a una planta que dará fruto”.

“Jesús ha llevado al mundo una esperanza nueva, y lo ha hecho a la manera de las semillas: se ha hecho pequeño, como una semilla de trigo, ha dejado a un lado su gloria celeste para venir donde nosotros: ‘ha caído en tierra’. Pero todavía no era suficiente”.

El Pontífice explicó que, por ese motivo, la muerte en la cruz era necesaria. “Justo ahí, en el punto extremo de su humillación, que es también el punto más alto del amor, germinó la esperanza. Si alguno de vosotros me pregunta: ‘¿De dónde nace la esperanza?’, la respuesta está en la cruz. Mira la cruz, mira a Cristo crucificado, y de ahí te llegará la esperanza que no se apaga nunca. Aquella que dura toda la vida eterna”.

“Y precisamente germinó por la fuerza del amor, porque el amor, que ‘todo lo espera, todo lo soporta’, el amor que es la vida de Dios, lo ha renovado todo. De esta manera, en la Pascua, Jesús transformó nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo en fe. Y lo hizo al cargar con todo ello sobre sus espaldas. Es por esto por lo que allí, sobre la cruz, nació y renace siempre nuestra esperanza. Por eso, con Jesús toda nuestra oscuridad puede transformarse en luz, cada derrota en victoria y cada decepción en esperanza”.

Además, el Papa también subrayó que “cuando elegimos la esperanza de Jesús, descubrimos que la forma victoriosa de vivir procede de esa semilla, de ese amor humilde. No hay otra forma de vencer el mal y dar esperanza al mundo. Podéis decir: ‘No, es una lógica derrotista’. Podría parecerlo, sí, que es una lógica derrotista, porque el que ama, pierde poder. ¿Habéis pensado en esto? El que ama, pierde poder. El que da, se desposee de lo que tiene. Y el amor es un don”.

Por otro lado, advirtió contra la voracidad insaciable de querer cada vez más cosas. “He conseguido algo, pero pronto quiero algo mayor, y así siempre, y no me siento nunca satisfecho. Cuanto más se tiene, más se quiere. Quien es voraz, nunca se siente saciado. Jesús lo dice de una manera clara: ‘Quien ama la propia vida, la perderá’. Es decir, el que se ama a sí mismo y vive por sus intereses, si confía sólo en sí, lo pierde todo, hasta la vida. Quien, por el contrario, acepta, está disponible y sirve, vive a la manera de Dios: entonces es victorioso, se salva a sí mismo y a los demás: se convierte en semilla de esperanza para el mundo”.

En todo este proceso, concluyó el Papa Francisco, el paso por la cruz es ineludible. “Este amor verdadero pasa por medio de la cruz, del sacrificio, de Jesús. La cruz es el paso obligado, pero no es la meta: la meta es la gloria, como nos enseña la Pascua. Y nos ayuda otra imagen bellísima que Jesús dejó a sus discípulos durante la Última Cena. Dice: ‘La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo’”.

“Ahí lo tenemos: dar la vida, no poseerla, da alegría. El amor es el motor que nos hace ir adelante con nuestra esperanza”.

martes, 11 de abril de 2017

PAPA FRANCISCO: EL CATÓLICO DEBE OFRECER A LOS DEMÁS LA MEDICINA DEL AMOR


Papa Francisco: El católico debe ofrecer a los demás la medicina del amor
Por Álvaro de Juana
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 11 Abr. 17 / 04:25 am (ACI).- El Papa Francisco se encontró en el Vaticano con un grupo de niños y jóvenes del Hospital Pediátrico “Bambino Gesù” de Roma, junto a sus padres y médicos, y afirmó que el católico debe dar a los demás una medicina importante: el amor.

“Cada uno de vosotros es una historia. No solo los niños enfermos, sino también los médicos, los enfermeros, los que visitan, las familias”, dijo el Papa al saludarlos.


“Entrar en un hospital da siempre miedo. Yo veo que cuando me acerco a algunos niños, no todos, pero sí algunos, pequeños, que me ven de blanco, comienzan a llorar, piensan que soy el médico que les va a poner una vacuna, y lloran y tienen miedo, pero después les hago dos caricias y se tranquilizan”.

Francisco advirtió del peligro y del riesgo “de olvidar la medicina más importante que solo una familia puede dar: ¡las caricias!”. “Es una medicina demasiado cara, porque tenerla, para poderla tener debes darlo todo, debes poner todo el corazón, todo el amor”.

En este sentido, “vosotros tenéis las caricias de los médicos, de los enfermos, de la directora, de todos”. Este hospital “en los últimos tiempos ha crecido mucho y se ha convertido en una familia. El niño, el enfermo allí encuentra una familia”.

El “Bambino Gesù” es “un testimonio, un testimonio humano. Es un hospital católico y para ser católico antes de nada uno debe ser humano, y vosotros hoy dais un testimonio humano”.

“Por favor, id adelante siempre en este camino, creced en este camino”. “¿Qué es más importante en una familia? La madre, el padre, los hermanos mayores, los abuelos, los niños… cada uno es más importante, y vosotros sois todos importantes, pero siempre unidos”. 

lunes, 10 de abril de 2017

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE DOMINGO DE RAMOS


TEXTO COMPLETO: Homilía del Papa Francisco en la Misa del Domingo de Ramos
 Foto: Lucía Ballester (ACI Prensa)



VATICANO, 09 Abr. 17 / 07:43 am (ACI).- El Papa Francisco presidió la celebración de la Misa del Domingo de Ramos, o Domingo de Pasión, en la Plaza de San Pedro del Vaticano. El Santo Padre animó a los cristianos a seguir a Jesús y a llevar la cruz con paciencia, sin rechazarla.

A continuación el texto completo de la homilía:


Esta celebración tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama solemnemente el relato del evangelio sobre su pasión. Por eso nuestro corazón siente ese doloroso contraste y experimenta en cierta medida lo que Jesús sintió en su corazón en ese día, el día en que se regocijó con sus amigos y lloró sobre Jerusalén.


Desde hace 32 años la dimensión gozosa de este domingo se ha enriquecido con la fiesta de los jóvenes: La Jornada Mundial de la Juventud, que este año se celebra en ámbito diocesano, pero que en esta plaza vivirá dentro de poco un momento intenso, de horizontes abiertos, cuando los jóvenes de Cracovia entreguen la Cruz a los jóvenes de Panamá.

El Evangelio que se ha proclamado antes de la procesión (cf. Mt 21,1-11) describe a Jesús bajando del monte de los Olivos montado en una borrica, que nadie había montado nunca; se hace hincapié en el entusiasmo de los discípulos, que acompañan al Maestro con aclamaciones festivas; y podemos imaginarnos con razón cómo los muchachos y jóvenes de la ciudad se dejaron contagiar de este ambiente, uniéndose al cortejo con sus gritos. Jesús mismo ve en esta alegre bienvenida una fuerza irresistible querida por Dios, y a los fariseos escandalizados les responde: ‘Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras’ (Lc 19,40).

Pero este Jesús, que justamente según las Escrituras entra de esa manera en la Ciudad Santa, no es un iluso que siembra falsas ilusiones, un profeta ‘new age’, un vendedor de humo, todo lo contrario: es un Mesías bien definido, con la fisonomía concreta del siervo, el siervo de Dios y del hombre que va a la pasión; es el gran Paciente del dolor humano.

Así, al mismo tiempo que también nosotros festejamos a nuestro Rey, pensamos en el sufrimiento que él tendrá que sufrir en esta Semana. Pensamos en las calumnias, los ultrajes, los engaños, las traiciones, el abandono, el juicio inicuo, los golpes, los azotes, la corona de espinas..., y en definitiva al via crucis, hasta la crucifixión.

Él lo dijo claramente a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga’ (Mt 16,24). Él nunca prometió honores y triunfos. Los Evangelios son muy claros. Siempre advirtió a sus amigos que el camino era ese, y que la victoria final pasaría a través de la pasión y de la cruz. Y lo mismo vale para nosotros. Para seguir fielmente a Jesús, pedimos la gracia de hacerlo no de palabra sino con los hechos, y de llevar nuestra cruz con paciencia, de no rechazarla, ni deshacerse de ella, sino que, mirándolo a Él, aceptémosla y llevémosla día a día.

Y este Jesús, que acepta que lo aclamen aun sabiendo que le espera el ‘crucifícalo’, no nos pide que lo contemplemos sólo en los cuadros o en las fotografías, o incluso en los vídeos que circulan por la red. No. Él está presente en muchos de nuestros hermanos y hermanas que hoy, hoy sufren como Él, sufren a causa de un trabajo esclavo, sufren por los dramas familiares, por las enfermedades... Sufren a causa de la guerra y del terrorismo, por culpa de los intereses que mueven las armas y dañan con ellas. Hombres y mujeres engañados, pisoteados en su dignidad, descartados... Jesús está en ellos, en cada uno de ellos, y con ese rostro desfigurado, con esa voz rota pide que se le mire, que se le reconozca, que se le ame

No es otro Jesús: es el mismo que entró en Jerusalén en medio de un ondear de ramos de palmas y de olivos. Es el mismo que fue clavado en la cruz y murió entre dos malhechores. No tenemos otro Señor fuera de él: Jesús, humilde Rey de justicia, de misericordia y de paz.
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